El nuevo Mapa Geológico de España y Portugal, en el que se han invertido más de 20 años de trabajo y 130 millones de euros, incluye por primera vez la información de la plataforma continental hispano-lusa y de las islas atlánticas del país vecino.
La versión actualizada del mapa a escala un millón es "muy distinta" a las dos anteriores versiones (1980 y 1994), y refleja la evolución del conocimiento geológico a lo largo del tiempo, ha destacado hoy durante su presentación el director del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), Jorge Civis.
Los mapas geológicos, que comenzaron a elaborarse a principios del siglo XIX, son la mejor representación del complejo mundo físico que nos rodea y resultan esenciales en la exploración y uso de los recursos naturales, así como en la protección del medio ambiente y la identificación de posibles riesgos naturales.
El nuevo mapa, ha subrayado Civis, ha dejado de ser de España y Baleares, ya que incorpora por primera vez a Azores y Madeira y también por primera vez contiene la cartografía de la plataforma continental de los dos países.
Esto último tiene unas implicaciones "muy importantes" relacionadas con la ampliación de la Zona Económica Exclusiva española de 200 a 350 millas náuticas, una decisión basada en parámetros geológicos, ha explicado Civis.
La extensión de la soberanía hasta las 350 millas supone poder acceder a las posibles riquezas de las aguas y el suelo marino de esa zona (derechos de exploración y explotación sobre hidrocarburos, recursos mineros, pesca, etcétera).
El proyecto científico, realizado junto al Laboratorio Nacional de Energía y Geología de Portugal, es un "hito" y supone para España ser "uno de los pocos países que tienen una cartografía completa", ha manifestado Civis.
El mapa se enmarca dentro del Plan MAGNA, que ha supuesto una inversión pública de más de 130 millones de euros y ha representado un ahorro estimado a la economía española de 2.400 millones de euros, "una de las ratios más favorables de las políticas públicas llevadas a cabo por España".
Toda esta información geológica detallada, homogénea y de alta calidad cartográfica, de acceso público gratuito, es esencial para la construcción de infraestructuras; la planificación urbana, el conocimiento del sustrato de los suelos (por ejemplo para fines agrícolas); la exploración de recursos naturales y la prevención de riesgos naturales como avenidas de agua y terremotos.
Muchas empresas e instituciones hacen uso de él, lo que revierte para ellos en enormes ahorros, según fuentes del Instituto.
Para su publicación hubo que acudir a una imprenta offset de París, que trabaja 24 horas al día para toda Europa, con el objetivo de alcanzar los estándares de calidad deseados -el mapa tiene 179 gamas de colores-, ha explicado uno de sus co-editores, el científico del IGME Roberto Rodríguez.
El mapa, ha añadido, contiene 175 unidades geológicas, más de tres millones de puntos y 83 capas de información; el archivo en pdf pesa 280 megas.
Por su parte, el presidente de la Comisión para el Mapa Geológico del Mundo, Philippe Rossi, ha destacado la importancia de este tipo de herramientas para la toma de decisiones, y es además un documento en "perpetua actualización" -la geología no cambia, los conocimientos sí-.
El primero de un país completo, Gran Bretaña, vio la luz en 1815 y pasaron casi 40 años hasta que se ela
boró el primero de España.
"Todos pretenden la mejor representación del entorno", con técnicas que hoy en día se apoyan en los satélites, los SIG (Sistemas de Información Geográfica) y el procesamiento de datos; en definitiva son un índice del desarrollo científico de un país, ha concluido Rossi.
La cartografía geológica representa uno de los primeros ejemplos de proyectos a escala nacional y constituyen lo que hoy día se denomina como megaciencia o "big science".
Es uno de los ejemplos más antiguos de este tipo de proyectos de envergadura nacional financiado íntegramente por el Estado.