Hace apenas 24 horas, conocíamos un nuevo caso de acoso escolar. Los padres de una adolescente de Hortaleza han denunciado las vejaciones e incluso palizas que sufre su hija por parte de otra chica, desde hace años.
Cuentan con el apoyo del instituto y la policía, pero denuncian las barreras judiciales con las que se encuentran para impedir que continúe el acoso.
Para hablar del bullying, de una lacra que cada vez está más presente en los colegios, sobre todo cuando las víctimas sufren además algún tipo de trastorno como el autismo o derivados, como el sindrome de Asperger
Las cifras del acoso en el caso de niños con Asperger, es dramático. El 94% lo ha sufrido alguna vez.
"He visto que una mayoría de chicos han sufrido algún episodio de acoso. Son las víctimas perfectas. Son personas tremendamente ingenuas con un deseo enorme de hacer amigos pero sin herramientos para hacerlo" asegura Luis Miguel Aguilar, director técnico de la Asociación de Asperger Madrid.
"A mi hijo le obligaban a chuparse la cera del oído. Le encerraban en un cuarto oscuro y se reían de él. En esa etapa falló el colegio, los profesores y los padres que lo veían como un juego de niños. Y encima, la víctima se convertía en verdugo" denuncia Cielo Patiño, madre de un afectado por asperger y víctima de acoso.
DENUNCIA DE UNOS PADRES EN HORTALEZA
Los padres de una chica de 14 años, víctima de acoso escolar por parte de otra joven de 15, denunciaban este viernes en Telemadrid la realidad de esta lacra que cada vez está más presente en las aulas. Se sienten indefensos ante la Justicia que no toma medidas para evitarlo.
Es la llamada desesperada de los padres de una adolescente de 14 años que, según denuncian, lleva 3 años soportando, no solo insultos y vejaciones, sino también palizas de otra chica de 15 años. "Es una llamada de socorro porque tememos por la integridad de nuestra hija", asegura el padre.
Los padres están desesperados tras 3 años de agresiones, insultos y acoso a sus hija de 14 años de edad, por parte de otra adolescente de 15 años. Toda esa presión aseguran ha provocado problema graves de salud a su hija.
Tienen el respaldo del Instituto en el que estudia que ha expulsado a la agresora. También tienen el respaldo de la Policía que vigila para que la agresora no se acerque al centro escolar, pero se han encontrado, dicen, con la barrera del fiscal.