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El Consejo Nacional de Gestión y Reducción de Desastres de Filipinas elevó a 171 el número de muertos en el terremoto de 7,2 grados de magnitud que sacudió la región de Visayas, en el centro del país.

En su último informe, el organismo apunta, además, que 375 personas resultaron heridas y otras 20 permanecen desaparecidas desde la mañana del pasado martes, cuando se produjo el seísmo.

La Isla de Bohol, donde se localizó el epicentro del terremoto, es la que más muertes registra: 159 de los 171 fallecidos.

Más de 3,4 millones de personas de siete ciudades en tres provincias distintas se han visto afectadas por el movimiento telúrico, el más intenso que ha vivido Filipinas en los últimos 20 años.

De las 3,4 millones de personas afectadas, más de 162.000 se han visto forzadas a desplazarse, 97.600 de las cuales están siendo atendidas en los 85 centros de evacuados que se han instalado en la zona.

Casi 65.000 personas reciben ayuda fuera de los centros de evacuación.

El terremoto ha dejado importantes daños en las infraestructuras de la zona, tanto en hospitales, como en carreteras, puentes y edificios gubernamentales, y en varios monumentos, sobre todo en Bohol, en la ciudad de Cebú y en Siquijor, las tres zona más afectadas.

Además, 17 iglesias históricas resultaron dañadas, entre ellas la Basílica Menor del Santo Niño, en Cebú, considerada como el monumento más antiguo de la Iglesia católica apostólica romana del país y que data del siglo XVI.

El instituto filipino de sismología (Phivolcs) localizó el hipocentro a 33 kilómetros de profundidad en la localidad de Carmen, 629 kilómetros al sureste de Manila.

Filipinas se asienta sobre el llamado "Anillo de Fuego del Pacífico", una zona de gran actividad sísmica y volcánica que es sacudida por unos 7.000 temblores al año, la mayoría moderados.