Meteoritos luminosos que chocaron contra la Tierra primitiva llevaban en su interior un mineral extraterrestre que al corroerse en el agua de nuestro planeta pudo desencadenar el origen de la vida. En la Tierra primitiva, la luz provenía no sólo del Sol, sino también del bombardeo incesante de meteoritos bola de fuego que golpeaban continuamente el planeta.
Ahora, el profesor de Geología de la Universidad del Sur de Florida, Mateo Pasek, y sus colegas en el Instituto de Tecnología de Georgia, han demostrado que un mineral presente en esos meteoritos podría haber proporcionado la chispa químico esencial que conduce al nacimiento de la vida biológica en el planeta.
En trabajos anteriores, Pasek y sus colegas sugieren que los antiguos meteoritos contenían el fosfuro de hierro-níquel conocido como "schreibersita", y que cuando ésta entró en contacto con el entorno acuoso de la Tierra fue liberado un fosfato, una sal, que los científicos creen que podría haber desempeñado un papel en el desarrollo de moléculas "prebióticas".
En un estudio reciente publicado en 'Nature', los investigadores se centraron en las propiedades de la schreibersita y realizaron experimentos con el mineral para comprender mejor cómo, en una reacción química con los efectos corrosivos del agua llamada "fosforilación", la schreibersita podría han proporcionado el fosfato para la aparición de la vida biológica temprana.
"Hasta el diez por ciento de la corteza de fosfato de la Tierra pudo haberse originado de la schreibersita, por lo que el mineral era abundante y fácilmente disponible para participar en reacciones químicas tempranas", dijo Pasek. "Esta fuente inmediata y abundante de fósforo reactivo puede haber sido una parte importante de la Tierra prebiótica y posiblemente también del planeta Marte", dijo Pasek.
Para probar su hipótesis, construyeron un modelo de ambiente de la Tierra temprana, donde aplicaron una solución acuosa rica en orgánicos en la que la schreibersita podría reaccionar y corroerse de manera similar a cómo los acontecimientos pudieron haberse sucedido en la química prebiótica. El modelo brindó la oportunidad de observar la termodinámica de las reacciones de fosforilación de una schreibersita sintética que contiene fósforo, que crearon para ser estructuralmente idéntica a su contraparte del meteorito.
"Una exploración exhaustiva del grado de fosforilación de los nucleósidos (hechas de una base y un azúcar de cinco carbonos) por la schreibersita era necesaria para evaluar su importancia potencial prebiótica", explicó Maheen Gull, un becario posdoctoral e investigador visitante en la Universidad de Florida. "Todos nuestros experimentos indicaron que un pH básico, en lugar de un pH ácido, se requería para la producción de productos fosforilados. Aunque la fosforilación puede tener lugar usando una variedad de minerales de fosfato en una solución no acuosa, la oxidación prebiótica en agua es más probable dado el predominio de agua a través del sistema solar ".
La reacción prebiótica duplicada en el laboratorio puede haber sido similar a las reacciones que en última instancia condujeron a la aparición de moléculas metabólicas, como la adenosina trifosfato (ATP), conocida como la "molécula de la vida", ya que es fundamental para el metabolismo de la energía en toda la vida.