Los madrileños comprarán más de 1,5 millones de roscones el Día de Reyes

  • El roscón esquiva la crisis con nuevos sabores y tamaños
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Las pastelerías de la Comunidad de Madrid venderán, con motivo de la festividad de los Reyes Magos, más de un millón y medio de piezas del Roscón de Reyes artesano, según datos estimativos de la Asociación de Empresarios de Pastelería de Madrid.

Así lo destacó este viernes el consejero de Economía y Hacienda, Enrique Ossorio, durante la visita a la pastelería "La Santiaguesa", perteneciente al grupo Horno San Onofre, donde pudo conocer la elaboración de este dulce típico navideño.

La Comunidad informó en un comunicado de que la media de consumo por madrileño es de 260 gramos, y que un 40% prefiere el roscón relleno de nata o trufa.

Durante su visita, Enrique Ossorio destacó la importancia del sector panadero y pastelero en la Comunidad de Madrid, que cuenta con más de 2.000 puntos de venta y un número de trabajadores de más de 5.500 personas.

NUEVOS SABORES Y TAMAÑOS

Los pasteleros prevén mantener el número de pedidos de roscones de Reyes, en un momento en el que la crisis impulsa a comprar unidades de menor peso, aumentan las propuestas gastronómicas para responder a todos los gustos y se amplía la temporada de su consumo.

En Madrid, el gremio de pasteleros prevé que se igualen los más de un millón de pedidos de 2012, aunque "se venderán bastantes kilos menos", ha afirmado a Efeagro su presidente, Salvador Santos, mientras en Cataluña esperan llegar a unas 850.000 unidades, sin variaciones significativas con respecto al año pasado.

Aunque el más demandado es el roscón tradicional, redondo, hueco en el centro y sin relleno, este dulce típico de Reyes ofrece ya un amplio abanico de variedades y precios, para todos los gustos y bolsillos.

Y así, a pesar de la crisis, los pasteleros buscan cada año darle la vuelta al roscón tradicional, incluso literalmente: en Madrid, la pastelería Nunos propone este año un "roscón invertido", con el relleno fuera y flambeado al ron en el último momento.

Los reposteros de Nunos fabricarán 12.500 unidades, con propuestas exquisitas como el relleno de chocolate con limón y crujiente de arroz, el de crema de "toffee" a la flor de sal con naranjas al chocolate, el crujiente de "cookies" y muselina de nata o el de té verde japonés con melocotón.

También destaca por su alto nivel de producción la pastelería Mallorca, donde esperan producir las mismas unidades que el año pasado, unas 40.000, aunque detectan que los españoles "consumen cada vez roscones más pequeños", según ha reconocido a Efeagro su jefe de producción, Miguel Moreno.

Sin embargo, Moreno ha remarcado que "los esfuerzos del sector por alargar la temporada" están teniendo sus frutos y las compras del roscón se adelantan cada año, de forma que "antes se compraba un roscón grande, pero ahora se compran más y más pequeños".

También hay ofertas más refinadas, como las de "Mamá Framboise", una pastelería de influencia francesa situada en Madrid y cuyo creador, Alejandro Montes, funde las tradiciones galas con las españolas, como demuestra su roscón de chocolate decorado con "macarrons", un dulce ya popular en Francia en el Renacimiento.

Eso sí, la apuesta por los dulces "gourmet" tiene un coste elevado, con un precio por kilo que puede ascender a los 59 euros, como es el caso del roscón de Oriol Balaguer, la tienda del revolucionario pastelero catalán en Barcelona.

En el otro lado de la balanza están los roscones industriales, cuyo precio medio oscila entre los 8 y 10 euros el kilo y de los que se producirán en España 10 millones de unidades para repartir en supermercados y otros puntos de venta.

Según un estudio recientemente publicado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), a excepción de una marca, la calidad de los roscones de pastelería destaca sobre la de los industriales, que en muchos casos recurren al congelado y al uso de grasas y aceites vegetales de menor calidad y perjudiciales para la salud cardiovascular.

Industriales, artesanales, clásicos o dados la vuelta la oferta es amplia, pero, en cualquier caso, la tradición manda: a ninguno le faltará la corona ni la sorpresa, y en algunos casos el haba, que asigna a quien la encuentre la tarea de comprarlo al año siguiente.