Los incendios forestales que arden desde el pasado jueves en el estado australiano de Nueva Gales del Sur han causado unos daños que superan los 90 millones de dólares (66 millones de euros), indicó hoy el Consejo de Aseguradoras de Australia.
Más de 200 viviendas han sido arrasadas por las llamas en el oeste de Sídney, la mayor parte en la localidad de Springwood, situada en la turística zona de Blue Mountains, y se han presentado a las aseguradoras unas 855 reclamaciones por daños en viviendas, negocios y vehículos, apunta la agencia local AAP.
Los inspectores aún no han podido acceder a todas las zonas siniestradas por lo que se estima que los estragos de los incendios forestales sea mayores, declaró un portavoz del Consejo de Aseguradoras de Australia a la Agencia Australiana de Prensa
Los bomberos han trabajado durante la noche construyendo barreras de contención para intentar evitar que los incendios en Springwood, Mount Victoria y Lithgow, en la zona de Blue Mountains, se unan en un único frente.
El presidente del Gobierno de Nueva Gales del Sur, Barry O'Farrell, declaró ayer el estado de emergencia en toda su jurisdicción, donde hay unos 50 incendios, 15 de ellos sin control, en la peor crisis en los últimos 45 años.
Desde el jueves, las llamas han arrasado 37.000 hectáreas y destruido al menos 208 casas, además de causar la muerte de un hombre de 63 años cuando combatía el fuego cerca de su casa en Lake Munmorah, a 124 kilómetros al norte de Sídney.
Los meteorólogos prevén para hoy temperaturas de más de 30 grados y vientos de cien kilómetros por hora que amenazan con agravar la oleada de incendios en este estado del este de Australia.
Varios vuelos han sufrido retrasos en los aeropuertos de Sídney a consecuencia da la baja visibilidad provocada por la densa nube de humo procedente de los focos activos en las Blue Mountains.
La contaminación del aire alcanzó en la localidad de Campbelltown, al sur de Sídney, los 2.500 puntos, mientras que en varios puntos de Sídney se han superado el nivel 100 que, según los estándares internacionales, se considera aire de baja calidad, indicó la Oficina de Medio Ambiente de Nueva Gales del Sur.