La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció el "fracaso global" que impidió contener el brote de ébola surgido hace un año en Guinea Conakry para evitar que se convirtiera en una epidemia que ya ha matado a 10.000 personas y aún no ha sido derrotada.
"Debemos aprender de las lecciones de este brote, desde la debilidad de los sistemas de salud en los países en desarrollo a la parálisis y la lentitud de la ayuda internacional", denuncia MSF en un informe hecho público.
"Llevado al límite y más allá" es el título del documento, muy crítico con la gestión de la epidemia de ébola en África Occidental durante el último año, en el que MSF denuncia las deficiencias de la respuesta mundial a la crisis.
En marzo del pasado año se comenzaron a recibir alertas tempranas de casos de ébola en Guinea, que, sin embargo, fueron negadas inicialmente por parte de los países afectados y la indiferencia de la comunidad internacional.
"La epidemia de ébola ha sido un evento excepcional que ha expuesto cómo de ineficaces y lentos son los sistemas de salud y de asistencia a la hora de responder a situaciones de emergencia", lamentó el presidente internacional de MSF, Joanne Liu.
La organización incide en los efectos de la "coalición mundial de la inacción" durante varios meses, en los que el virus se propagó violentamente y sin control, lo que llevó a MSF a liderar la llamada a la movilización de recursos médicos civiles y militares internacionales.
A finales de agosto, el centro ELWA3 de MSF en Monrovia se vio desbordado por los pacientes, hasta el punto de que el personal se vio obligado a rechazar a enfermos que llegaban hasta allí por su incapacidad para atenderlos, a sabiendas de que regresarían a sus comunidades e infectarían a otras personas.
"El brote de ébola ha sido a menudo descrito como una tormenta perfecta: una epidemia transfronteriza en países con débiles sistemas de salud pública que nunca antes habían conocido el ébola", explicó el director general de MSF, Christopher Stokes.
"Para que el brote de ébola se convirtiera en una espiral fuera de control fue necesario que fallaran muchas instituciones. Y lo hicieron, con consecuencias trágicas y evitables", según Stokes.
Frente a una epidemia excepcionalmente agresiva y una respuesta internacional débil, los equipos de MSF se centraron en la atención al paciente, la vigilancia, la seguridad en los entierros y la divulgación sobre los peligros de la enfermedad. "En los momentos más virulentos del brote, los equipos de MSF fueron incapaces de admitir más pacientes o proporcionar la mejor atención posible", lamentó Liu.
"Esto fue muy doloroso para una organización de voluntarios médicos, lo que produjo avivó tensiones en el interior de MSF", admitió.
El principal reto para derrotar la epidemia y declarar el final del brote es identificar a todas las personas que hayan entrado en contacto con un enfermo. "No hay lugar para errores o complacencia; el número de casos por semana es aún mayor que en cualquier brote anterior, y los casos en general no han disminuido significativamente desde fines de enero", advierte MSF.
En Guinea, el número de pacientes ha vuelto a aumentar, mientras que Sierra Leona se han registrado contagios de personas que no habían entrado en contacto con enfermos. Liberia, en la cuenta atrás hacia los cero casos, sigue estando en peligro mientras sus países vecinos continúen registrando casos.
Es urgente que el acceso a los servicios de salud se restablezca, en un primer paso hacia la reconstrucción de los sistemas de salud en la región. MSF también apostó por la puesta en marcha de una estrategia global para fomentar la investigación y el desarrollo de vacunas de ébola, tratamientos y herramientas de diagnóstico.