Los dinosaurios depredadores terópodos que habitaron las zonas que ocupan España y Canadá, parecidos a las aves del Cretácico Superior, no competían por cazar a sus presas, según un análisis exhaustivo de sus dientes publicado en la revista especializada Current Biology.
Este tipo de dinosaurios, que se desarrolló en la Tierra hace entre 66 y 100 millones de años, confiaba en una estrategia de mordedura de punción y tracción para matar y consumir a sus presas, pero no necesariamente peleaba con los de su especie para conseguirlo.
Algunos de ellos aparentemente atacaban a las presas más grandes y luchadoras, mientras que otros se aferraron a unos objetivos más débiles o pequeños.
"Todos estos dinosaurios vivían al mismo tiempo y lugar, por lo que es importante saber si competían por los recursos alimenticios o si apuntaban a diferentes presas", aseguró Angélica Torices, de la Universidad de La Rioja (España).
"A través de este trabajo (podemos) comenzar a entender las interacciones entre estos dinosaurios predadores en el ecosistema un poco mejor", añadió la investigadora.
A lo largo de su estudio paleontológico, el equipo liderado por Torices halló que cada familia o grupo de terópodos mordían de una manera diferente.
Los científicos, por ejemplo, descubrieron que los celurosaurios -más relacionados con las aves que con otros dinosaurios- mordían de la misma manera a través de un sistema de punción y tirón, mientras que los troodóntidos y los dromeosáuridos optaban por presas diferentes.
Los troodóntidos aparentemente favorecieron la necesidad de fuerzas de mordida inferiores en comparación a los dromeosáuridos.
Para el análisis, Torices primero examinó los patrones de pequeños arañazos en los dientes, para ver si podía establecer cualquier patrón en la forma en que comían los dinosaurios.
Junto a colegas de la Universidad de Alberta (Canadá), la investigadora utilizó un enfoque de modelado llamado análisis de elementos finitos, comúnmente utilizado para resolver problemas en ingeniería y física matemática, para explorar cómo los dientes de los dinosaurios podrían haberse comportado en diferentes ángulos de corte.
Los investigadores concluyeron que todos los dinosaurios analizados emplearon un movimiento de mordida por punción y tracción, en el cual se forman arañazos paralelos mientras muerden a la presa, seguidos por rasguños oblicuos mientras la cabeza tira hacia atrás con las mandíbulas cerradas.
No obstante, hallaron que las diferentes formas de los dientes actuaban de manera diferente bajo una variedad de ángulos de mordida simulados.
Así, Torices y su equipo determinaron que los géneros de domeosáuridos Dromaeosaurus y Saurornitholestes estaban bien adaptados para el manejo de presas en apuros o para procesar huesos como parte de su dieta.
En comparación, los dientes de los dinosaurios Troodon, de la familia de los troondóntidos, eran más propensos a fallar en ángulos de mordida incómodos.
Estos hallazgos sugieren que los troodóntidos podían haberse decantado por presas más blandas como invertebrados, presas más pequeñas que requirieron una mordida menos poderosa o que podrían ser tragadas enteras, o presas inmóviles o muertas.