La crisis y la necesidad están incrementando el número de delitos, pero cada vez son mayor el número de personas que pretenden conseguir dinero fácil, sin la planificación necesaria. Lo único que parecen tener claro son el objetivo que persiguen. Lo que conduce a situaciones que pueden resultar bastante "cómicas".
Un hombre entra en una tienda, saca su pistola dispuesto a atracar. Pero con los nervios, el arma cae encima del mostrador. El encargado la recupera y el ladrón tiene que salir corriendo.
Otro que se dispone a entrar en un almacén a robar y descubre demasiado tarde que no está en forma para llevar a cabo la operación.
Un ladrón rompe el techo para entrar en una tienda, cuando éste se desploma y el ladrón se pega un batacazo. Después de robar, descubre que no puede desbloquear la puerta y que no puede salir. Finalmente improvisa una escalera y se va por donde había entrado.
Aunque estos ejemplos parecen bromas, se tratan de casos reales. Normalmente, los llevan a cabo personas que jamás han robado y no tienen antecedente, pero la desesperación les conduce a delinquir.