Un concurrido "Pobre de mí" cierra los sanfermines más cortos de la historia

  • Dieciocho minutos menos han durado estos sanfermines, al comenzar con retraso

La plaza del Ayuntamiento de Pamplona ha vivido esta medianoche una de sus tradiciones más emotivas, el canto del "Pobre de mí" con el que se han dado por finalizados los sanfermines 2013 y en el que el alcalde de la ciudad, Enrique Maya, ha emplazado a comenzar las nuevas fiestas dentro de un año. Con puntualidad, pese a que se había especulado con la posibilidad de que el acto tuviera lugar 18 minutos más tarde para "recuperar" el retraso con el que se lanzó este año el chupinazo, Maya ha salido al balcón de la Casa Consistorial y se ha dirigido a una abarrotada plaza, donde los presentes portaban velas encendidas en sus manos.

Se trata, en un tono entre festivo e irónico, de evidenciar el luto y la pena con que los pamploneses acogen el final de unas fiestas que durante 9 días cambian por completo la fisonomía de la ciudad e incluso el carácter de sus gentes, que esta medianoche han cantado al unísono la conocida canción que da nombre al acto: "Pobre de mí, pobre de mí, que se han 'acabao' las Fiestas de San Fermín".

Antes de entonarla, el alcalde ha anunciado que en ese momento comenzaba el fin de "nueve días inolvidables, las mejores fiestas del mundo", que han sido posibles "gracias" a los pamploneses.

"Ahora toca esperar a los sanfermines de 2014. Os espero aquí el 6 de julio del año que viene. Ya falta menos para San Fermín", ha anunciado Maya para dar vivas al santo y quitarse del cuello el pañuelo rojo similar al que desde el 6 de julio han llevado todos los pamploneses y los cientos de miles de visitantes.

A la vez, el gentío en la calle se ha desanudado también el pañuelo del cuello y han comenzado a entonar el "Pobre de mí", un lamento que se ha alternado con otras canciones festivas, como el ilusionante "1 de enero, 2 de febrero...", mientras en la cercana Plaza de los Burgos se quemaba una traca como colofón.

A la vez, las peñas pamplonesas han celebrado su propio final de fiestas en la Plaza del Castillo, un espacio más abierto que acoge a mucha más gente que la plaza consistorial, donde también se han alternado las canciones que lamentan el cierre de los sanfermines con otras alegres que ya preparan las próximas fiestas.

Todo ello ha conformado un ambiente que no desmerecía al de noches anteriores y que, pasados los minutos iniciales, se ha desperdigado por el casco viejo de la ciudad, donde pese al fin oficial de las fiestas muchos continuarán de juerga esta madrugada.