Nuevas observaciones muestran que Ceres, el cuerpo más grande en el cinturón de asteroides, no parece tener la composición de la superficie rica en carbono que los telescopios habían indicado.
Usando datos principalmente del Observatorio Estratosférico para Astronomía Infrarroja de la NASA, SOFIA, un equipo de astrónomos ha detectado la presencia de cantidades sustanciales de material en la superficie de Ceres que parecen ser fragmentos de otros asteroides que contienen principalmente silicatos rocosos.
Estas observaciones son contrarias a la clasificación de la composición superficial actualmente aceptada de Ceres como un cuerpo rico en carbono, lo que sugiere que está envuelto por material que disfraza parcialmente su composición real.
"Este estudio resuelve una cieja pregunta sobre si el material de la superficie de los asteroides refleja con exactitud la composición intrínseca del asteroide", dijo Pierre Vernazza, científico investigador del Laboratorio de Astrofísica de Marsella (LAM-CNRS / AMU).
"Nuestros resultados muestran que al extender las observaciones al infrarrojo medio, la composición subyacente del asteroide sigue siendo identificable a pesar de la contaminación de hasta el 20 por ciento de material de otros lugares", dijo Vernazza.
Los astrónomos han clasificado el asteroide Ceres, así como el 75 por ciento de todos los asteroides, en la clase de composición "C" basada en sus colores similares. Los espectros del infrarrojo medio de SOFIA muestran que Ceres difiere sustancialmente de los asteroides vecinos de tipo C, desafiando la comprensión convencional de la relación entre Ceres y asteroides más pequeños.
"SOFIA --un telescopio aerotransportado--, con su ubicación aerotransportada y su sensible instrumento FORCAST, es el único observatorio actualmente en funcionamiento o planeado que puede realizar este tipo de observaciones", dijo Franck Marchis, astrónomo planetario del Instituto SETI y uno de los coautores de Vernazza. "Estas y futuras observaciones del infrarrojo medio son clave para entender la verdadera naturaleza e historia de los asteroides".
Ceres y los asteroides no son el único contexto en el que el material transportado desde otro lugar ha afectado a las superficies de los cuerpos del sistema solar. Ejemplos dramáticos incluyen la luna de Saturno Iapetus de dos caras y el material rojo visto por New Horizons en la luna de Plutón Caronte, infoma la NASA. Los científicos planetarios también plantean la hipótesis de que el material de cometas y asteroides proporcionó una capa final a la Tierra que entonces se formaba, que incluía cantidades sustanciales de agua más las sustancias orgánicas de la biosfera.
"Los modelos de Ceres basados en datos recopilados por la nave espacial Dawn de la NASA y telescopios terrestres indican cantidades sustanciales de minerales que contienen agua y carbono, como arcillas y carbonatos", explica Vernazza. "Solamente las observaciones infrarrojas medias hechas usando SOFIA fueron capaces de demostrar que tanto los materiales de silicato como de carbonato están presentes en la superficie de Ceres".
Vernazza y sus colaboradores centraron en las partículas de polvo interplanetarias (IDPs) que forman meteoros cuando se identifican los lugares donde se produjo el piroxeno en la superficie de Ceres. Se ven rayando a través de la atmósfera de la Tierra.
El equipo de investigación había demostrado previamente que estas partículas desplazadas al espacio por colisiones de asteroides son una importante fuente de material acumulado en las superficies de otros asteroides. La implicación es que un revestimiento de partículas de esta clase ha hecho que Ceres asuma la coloración de algunos de sus vecinos secos y rocosos. Este estudio fue publicado en The Astronomical Journal.