Un equipo de expertos ha elegido para la revista 'Nature' los proyectos científicos que se han de tener en cuenta a lo largo de 2016. Entre los más destacados está la venta de dióxido de carbono
Así, los científicos han recordado que una empresa suiza se convertirá en 2016 en la primera en capturar el dióxido de carbono del aire y venderlo a escala comercial. A su juicio, es un trampolín para instalaciones más grandes que podría algún día ayudar a combatir el calentamiento global.
Otro de los proyectos a tener en cuenta son los que permitirán la edición de ADN. Sangamo Biosciences en Richmond (California), prepara para este año el uso de enzimas llamadas nucleasas de zinc para corregir el defecto genético causante la hemofilia. Además, Biogen of Cambridge, (Massachusetts), iniciará un estudio para impulsar una forma funcional de la hemoglobina en las personas con el trastorno de talasemia en sangre.
En este sentido, los expertos indican que sólo falta que científicos y expertos en ética se pongan de acuerdo en torno a la seguridad y pautas éticas que se deberán seguir ante este tipo de prácticas.
Por su parte, los neurocientíficos esperan finalmente identificar los genes que son cruciales para la regulación de la sincronización y la duración del sueño, que han sido difíciles de desentrañar, posiblemente porque también tienen otras funciones en el cerebro.
En el campo de la física, están seguros de que 2016 será el año en que se pueda ver la primera evidencia de ondas gravitatorias --ondulaciones en el espacio-tiempo--, gracias al Interferómetro Observatorio Gravitacional láser de onda avanzada (Advanced LIGO).
Del mismo modo, Japón lanzará Astro-H, un observatorio espacial de rayos X de última generación que, entre otras cosas, podría confirmar o refutar la afirmación de que los neutrinos pesados emiten señales de materia oscura conocida como bulbulons.
También existen sospechas del hallazgo de una nueva partícula en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), que ha estado funcionando en energías récord desde el pasado mes de junio. Incluso si la partícula no se confirma, el LHC podría todavía descubrir otros fenómenos exóticos, como 'glueballs', unas partículas hechas totalmente de los portadores de la fuerza nuclear.
MARTE Y MAS ALLA
Otro de los proyectos ambiciosos para este año es la misión conjunta entre la Agencia Espacial Europea (ESA) y Roscosmos que llevará al espacio a ExoMars. Esta nave viajará al planeta rojo a analizar gases de la atmósfera y probará el sistema de aterrizaje de cara a futuras llegadas del hombre a Marte.
Además, está la misión Juno de la NASA que llegará a Júpiter en julio; en septiembre, la nave de la ESA Rosetta se acercará como nunca lo había hecho antes una nave al Sol, siguiendo la órbita del cometa 67P; y se producirá el lanzamiento de Osiris-Rex de la NASA, la misión que traerá hasta la Tierra muestras del asteroide Bennu.
NUEVOS LANZAMIENTOS
Por otra parte, Estados Unidos, seguirá recogiendo datos de su Explorador de partículas (Dampe), que puso en marcha a finales de 2015. Mientras, el Centro Nacional de Ciencia Espacial de China pondrá en marcha la segunda y tercera fase de su misión lunar y también comenzará su actividad el primer satélite que buscará en el cielo fuentes energéticas de radiación, como los agujeros negros y estrellas de neutrones.
Además, el SESAME (Radiaciones de Sincrotrón para Ciencias Experimentales y Aplicadas en Oriente Medio) se encenderá en Jordania a finales de 2016. Es un acelerador de partículas en forma de anillo que generará luz intensa para investigar materiales y estructuras biológicas a nivel atómico. Se trata de la primera gran instalación de investigación internacional que se realiza en este país, debido a una "extraña" colaboración entre los gobiernos que incluyen a Irán, Israel y la Autoridad Palestina.
Finalmente, desde 'Nature' destacan que este año llegarán los primeros resultados de un proyecto ambicioso que espera desde hace tiempo la comunidad de científicos: el Proyecto Microbioma de la Tierra. Se lanzó en 2010 y tiene como objetivo secuenciar y caracterizar al menos 200.000 muestras de ADN microbiano, desde las lenguas de dragón de Komodo al suelo de la tundra siberiana. El proyecto promete desvelar niveles sin precedentes de la diversidad biológica.