Un total de 133 cardenales de todo el mundo se reunieron hoy con Benedicto XVI en el Vaticano para "reflexionar" sobre la nueva evangelización y el Año de la Fe, un encuentro convocado por el pontífice con motivo del 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II.
A la reunión, que tuvo lugar a puerta cerrada en el Aula Nueva del Sínodo y se prolongó durante todo el día, asistieron 21 de los 22 nuevos cardenales que mañana nombrará el obispo de Roma en el cuarto consistorio de su Pontificado.
El encuentro, que se celebró aprovechando la presencia en el Vaticano de los cardenales venidos para el consistorio de mañana, comenzó con un momento de plegarias dirigido por Benedicto XVI.
El tema de la jornada fue "El anuncio del Evangelio hoy, entre las 'missio ad gentes' y una nueva evangelización" y fue presentado por el cardenal electo y arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan.
Dolan, informó Radio Vaticano, denunció la secularización que avanza en el mundo.
La Iglesia, dijo, "se enfrenta al desafío de combatir el analfabetismo catequístico en un mundo en el que, aunque muchos se vanaglorian de esa secularización, reconocen que la humanidad no tiene sentido sin un creador".
El arzobispo de Nueva York agregó que su ciudad da la impresión de ser la capital de la cultura secularizada, cuando en realidad es una urbe muy religiosa.
Exhortó a la Iglesia a "no ser triunfalista" y a reconocer con humildad que necesita una conversión interior y señaló que la nueva evangelización se realiza "con una sonrisa y no con el ceño fruncido".
"La nueva evangelización es un acto de amor. Tenemos que anunciar de nuevo, como un niño, la eterna verdad, la belleza y la sencillez de Jesús y su Iglesia", añadió el arzobispo y desde mañana cardenal.
El arzobispo Salvatore (Rino) Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, informó a los purpurados sobre el Año de la Fe, convocado por Benedicto XVI y que comenzará el 11 de octubre próximo, fecha del 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y terminará el 24 de noviembre de 2013.
Fisichella dijo que el objetivo de ese año es descubrir la alegría del encuentro con Cristo en un momento particular de crisis, "que ve a muchos cristianos indiferentes y lejanos de la vida de la comunidad cristiana".
"El Año de la Fe es la ocasión propicia para que toda la Iglesia ofrezca un testimonio común de su fe en Cristo", subrayó.