El joven brasileño, que la semana pasada provocó una matanza en una escuela, dejó grabado un video dos días antes del tiroteo. Wellington Oliveiras lo tenía todo planeado. Con voz serena y pausada, el chico de 23 años justificaba la masacre.
"Nuestra lucha por la que muchos hermanos murieron y yo moriré, no es exclusivamente por lo que se conoce como bullying. Nuestra lucha es contra las personas crueles y cobardes que se aprovechan de la bondad, la inocencia, de la debilidad de las personas que son incapaces de defenderse a sí mismos"
Wellington Oliveiras también cuenta que días antes de la matanza visitó la escuela para analizar el edificio. En su terrible locura, el joven mató a 10 niñas y 2 niños.
Las cámaras de seguridad del centro grabaron entonces como los pequeños intentaban escapara del colegio. El asesino sembró el pánico con dos revólveres del calibre 38. En ese momento, en el centro se encontraban 400 alumnos. Un sargento de la policía consiguió dispararle en un pierna para inmovilizarlo, después el joven se pegó un tiro en la cabeza.
"A pesar de la tristeza, el mayor regalo que podría recibir es el reconocimiento de esta comunidad", dice el agente, al que todos consideran un heroe.
En Brasil, una semana después, se recuerda a las víctimas. 2000 personas han acudido a una misa, celebrada en el patido del colegio.
La policía busca ahora más respuestas en el ordenador de Wellington. Su familia dice que el joven tenía un historial cargado de problemas psicológicos. Ahora en la morgue de la ciudad esperan a que alguien reclame su cadaver.