La apnea del sueño empeora el control de la presión arterial e incrementa el riesgo cardiovascular, según ha informado la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA) con motivo de la celebración, el próximo 14 de marzo, del Día Mundial del Sueño.
Se estima que un 4 por ciento de la población masculina y un 2 por ciento de la femenina padece apnea del sueño, una alteración respiratoria que se caracteriza por ronquidos, interrupciones de la respiración durante el sueño, y que influye enormemente en la calidad de vida de los pacientes.
Sin embargo, la mayoría de los pacientes le restan importancia a los síntomas, sin tener en cuenta los riesgos que puede conllevar. Por ello, la SEH-LELHA ha destacado la necesidad de incrementar la prevención y ha recomendado a los pacientes hipertensos que vigilen cualquier síntoma que alerte de la presencia de la apnea del sueño.
"Muchas veces los pacientes roncan durante toda la noche. Por eso no basta con tratar la hipertensión, también hay que descartar que no presenten esta alteración del sueño. Por tanto, investigarlo forma parte de la evaluación integral del paciente hipertenso, más aún si después de hacerles un mapa de 24 horas observamos que son pacientes con hipertensión nocturna, es decir, pacientes en los que es más fácil que exista esta apnea del sueño", ha comentado el experto de la SEH-LELHA, Ernest Vinyoles.
No obstante, y aunque la apnea del sueño es una enfermedad frecuente entre la población general, es más común en varones obesos. Estos, por lo general, presentan además otras patologías asociadas, como la dislipemia, el síndrome metabólico y la diabetes, lo que aumenta el riesgo de eventos cardiovasculares a largo plazo. Ahora bien, a corto plazo, uno de los riesgos más preocupantes es el de la mayor probabilidad de sufrir un accidente de tráfico, por la somnolencia asociada a las apneas.
Asimismo, la apnea de sueño también tiene de fondo un factor genético ya que, según ha explicado el experto, hay una serie de personas que pueden estar "más predispuestas" debido a una anatomía cráneo-facial que aumenta el nivel de obstrucción al paso del aire, especialmente cuando se asocia a una obesidad.
Al igual que en el resto de pacientes hipertensos y con riesgo cardiovascular, los expertos han aconsejado seguir una dieta saludable, practicar actividades físicas de forma regular y evitar el alcohol y tabaco, ya que su consumo puede empeorar la calidad del sueño.
Por otro lado, existen algunos estudios que muestran que la utilización de equipos de presión positiva continua en la vía aérea durante el sueño pueden ayudar a disminuir la presión arterial entre 2 o 3 mmHg de media en algunos pacientes y, al mismo tiempo, a reducir la sintomatología durante el sueño y la sensación de somnolencia.
"Hay muchas personas que tienen dificultades para dormir y no toleran este tratamiento. Por eso, es necesario que los médicos supervisen el tratamiento del paciente con CPAP y que le ayuden en el proceso de adaptación. Es decir, al igual que se evalúa la observancia terapéutica hay que preguntar por el uso y dificultades de la terapia con CPAP", ha zanjado el especialista.