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Trabajadoras del geriátrico La Caritat de Olot (Girona) han asegurado este martes que el celador acusado de 11 muertes de ancianos residentes era un empleado modélico y que nunca sospecharon que estuviera relacionado con los asesinatos.

"Era un trabajador ejemplar, por como hablaba y trataba a la gente. No fallaba nunca. Los residentes tenían buena relación con él. Era cariñoso con los internos", ha declarado la coordinadora de enfermería en el segundo día de juicio a Joan Vila en el Palacio de Justicia de Girona.

También ha explicado que los medicamentos se guardaban en unos armarios de la enfermería y que la sala estaba cerrada con llave, que se guardaba en otro armario: "Cualquiera podía tener acceso a ese armario de medicamentos con la llave".

No ha sido la única trabajadora que ha dicho que la plantilla --tanto enfermeras como cuidadores-- tenían acceso a la enfermería y que no había control sobre los medicamentos; además, en una inspección se recomendó al centro que mejorara el sistema.

CONFIABAN EN EL

Otra compañera ha afirmado en su declaración que el acusado "se preocupaba mucho por los pacientes" y que no tenían ninguna queja de su trabajo.

La cuidadora que estuvo con él el día de la última muerte -la que destapó el caso- ha dicho que la anciana se ahogaba, vomitaba y sufría mucho, y que Vila ordenó lo que hacer porque confiaban en él: "Incluso comenté con una compañera que era una suerte tenerlo allí porque sabía como actuar en cada momento. Nunca sospeché que pudiera haberle causado la muerte".

Sin embargo, una de las auxiliares ha comentado que Vila dijo más de una vez ese día que no se llamara a la ambulancia porque ya estaba muerta: "La mujer escuchó el comentario y abrió más los ojos. Reaccionó al oírlo porque no podía hablar, y le recriminamos el comentario a Joan".

Dos trabajadoras han coincidido en que el celador comentó a sus compañeras que era una "casualidad" que todos los pacientes se murieran en su turno.

"ERROR" DE LAS CAMARAS

En la sesión de este martes por la mañana también ha declarado el técnico que instaló las cámaras de seguridad del geriátrico, ya que el día del último crimen -el que destapó el caso-- fallaron algunos aparatos, y ha dicho que fue un error técnico.

"Es imposible que se hubiera formateado, borrado o manipulado la grabación. Tampoco se pudieron apagar las cámaras, ya que hubiera quedado registrado. Fue un error habitual; falló el disco duro", ha explicado el técnico, en contra de la tesis del fiscal de que Vila manipuló la filmación para que no le pillaran.