Muchos dicen que son ángeles de guarda, pero ellos niegan tal cosa porque opinan que “esto es sólo un granito de arena en un enorme desierto”. Son taxistas de Barcelona que en sus días libres acompañan a niños enfermos al centro sanitario donde deben acudir para largos tratamientos. Niños cuyas familias están en paro o tienen problemas económicos.