Un estudio de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC) revela que casi un 80% de las publicaciones de 'influencers' presentan algún tipo de incorrección desde el punto de vista legal o deontológico, y que la mayor parte de ellas están relacionadas con la práctica de la publicidad encubierta.
El mayor volumen de incumplimientos se concentra en los casos en los que se promocionan marcas comerciales sin identificar la naturaleza publicitaria del mensaje, pero a veces también esa identificación se da de forma incorrecta.
Hay incumplimientos asociados a la publicidad de complementos alimenticios, cosméticos, preparados nutricionales o probióticos, clínicas e incluso a intervenciones médicas, y entre esas más de 5.000 publicaciones están las de determinados 'influencers' aconsejando clínicas y que se muestran tras una operación.
Otros mensajes con peso son para promocionar bebidas alcohólicas, una publicidad que, aunque no es ilícita, sí debe cumplir determinados requisitos como no estar dirigida a menores, incluir un mensaje de consumo moderado o no asociar el consumo de alcohol al éxito personal, social, sexual, familiar o profesional.
Esta publicidad de alcohol es de libre acceso a los menores sin ninguna limitación y en muchos casos no está acompañada de la advertencia de la edad, como ocurre también con otros contenidos dirigidos a adultos, como pueden ser los juguetes sexuales, con mensajes más o menos explícitos.
Otras prácticas comunes en este marketing de influencia son la promoción de bienes y servicios cuya experiencia de uso y consumo parece depender de la libre decisión del o la 'influencer', de sus gustos personales, cuando en realidad forma parte de un acuerdo publicitario.
Ante los resultados, la AUC pide al Gobierno que la futura ley audiovisual regule esta actividad con un criterio más amplio y extensivo -en principio se fijaría en 1 millón de seguidores-, incluyendo personas muy conocidas en el entorno de los 500.000 e incluso 100.000 seguidores.