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Uno de cada tres niños españoles tiene exceso de peso. Es la cifra más alta de toda Europa y sitúa a España entre los países del mundo con la tasa más elevada de sobrepeso y obesidad infantil.

La falta de hábitos alimentarios saludables afecta a todas las edades, incluso entre tres y cinco años, siendo especialmente preocupante entre los más pequeños, ya que sus hábitos de consumo actuales afectarán a su desarrollo futuro.

Rafael Casas, psiquiatra y director del estudio sobre la situación actual de la obesidad infantil en España del Instituto DKV de la Vida Saludable, advierte de la importancia de mantener unos hábitos de vida saludables, especialmente en edades tempranas.

Según el doctor Casas "la obesidad tiene un origen multicausal, es multifactorial. Primero pensamos en la alimentación, pero hay otros factores muy importantes, que afectan tanto o más que la propia alimentación".

El sedentarismo es uno de los grandes enemigos a batir. El ocio en los niños es cada vez más sedentario, cada vez se juega menos en la calle y se recurre más al uso de dispositivos móviles o videojuegos y conviene recordar que el ejercicio es fundamental en estas edades.

A esto se une el incremento en el consumo de comida precocinada y bebidas azucaradas. Tres de cada diez niños y adolescentes comen verduras y hortalizas sólo una vez al día y el 26% lo hace entre dos y cuatro veces a la semana, una cifra muy lejana al consumo de 5 piezas de fruta diarias recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Un factor que pasa desapercibido y que también influye en el sobrepeso es que "los niños duermen menos horas de las que deberían y dormir menos engorda". Dependiendo de la edad, los niños "deben dormir más de diez horas cuando están en edad escolar y en edad preescolar entre doce y trece horas".

Un problema que va mucho más allá de la mera cuestión estética, ya que la obesidad puede desencadenar graves enfermedades en el futuro, como riesgo cardiovascular, diabetes, problemas ortopédicos o respiratorios… Estamos hablando, por tanto, de un problema de salud pública. Según el este estudio, la sociedad todavía no está realmente concienzada con este problema.

La obesidad puede causar también problemas de autoestima, especialmente durante la adolescencia. "La presión social por estar delgado afecta mucho más a los niños que a los adultos", asegura el doctor, por lo que es importante concienciar a la sociedad para combatir el problema, implicando a todos los agentes sociales: familias, colegios e instituciones públicas.