El papa Francisco bautizó a 26 niños en la Capilla Sixtina con ocasión de la celebración del bautismo de Jesús y alentó a sus padres y padrinos a regalarles "la mayor herencia" que pueden darles, educarles en el camino de la fe cristiana.
"No olviden que la mayor herencia que pueden dar a sus hijos es la fe. Busquen que no se pierda, háganla crecer. Espero que sean capaces de educar a estos niños y permitir que crezcan en la fe", afirmó Jorge Bergoglio, momentos después de la lectura del Evangelio.
Francisco ofició la que fue su tercera misa bautismal como pontífice y continuó así con la iniciativa impulsada por el santo Juan Pablo II para recordar el día en el calendario litúrgico en el que Jesús fue bautizado. La ceremonia comenzó a las 9.30 hora local (8.30 GMT) y duró aproximadamente una hora y media.
Durante este tiempo, el papa bautizó a 13 niños y 13 niñas con la fórmula "Yo te bautizo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo", una frase que estuvo en todo momento acompañada de una caricia.
Entre los muros y las pinturas de la Capilla Sixtina, se pudieron escuchar los sonidos del órgano, pero también resonaron las risas de algunos niños mientras que hubo otros que permanecieron dormidos en los brazos de sus progenitores.
Tampoco faltaron los llantos incesantes de los más inquietos, a los que se refirió el pontífice cuando hizo un guiño cariñoso a las madres. "Un aviso solamente: cuando un niño llora porque tiene hambre, a las madres les digo: 'Si tu hijo tiene hambre, dale de comer aquí, con total libertad'", dijo.
En la capilla vaticana, que acoge los cónclaves para elegir a los papas, Bergoglio también insistió en que "la fe viene transmitida de una generación a otra como una cadena que sobrevive al paso del tiempo". "Estos niños dentro de unos años ocuparán vuestro puesto con otros niños y solicitarán lo mismo: la fe que porta el Espíritu Santo en el corazón, en el alma, en la vida", subrayó.
La Santa Sede no ha dado en esta ocasión detalles sobre la identidad de las familias de los niños, aunque habitualmente quienes participan son hijos de residentes o empleados de la Ciudad del Vaticano. Tras la celebración, el papa Francisco se asomó a la ventana del palacio apostólico para rezar el Ángelus con los miles de fieles procedentes de todo el mundo que acudieron a la Plaza de San Pedro del Vaticano para escucharle.
A ellos también les ofreció un discurso sobre la importancia del bautismo y les mandó "deberes para casa": averiguar la fecha en la que cada uno fue bautizado.
"¿Cuántos de ustedes saben la fecha en la que fueron bautizados? Seguro que muy pocos. Es una fecha para festejar porque es el día que marca nuestro nacimiento como hijos de Jesús. Hay que saber la fecha de nuestro bautizo, este es el deber de esta semana, buscar la fecha de nuestros bautizos", dijo.
Bergoglio aseguró que es importante tener en cuenta esta fecha para "celebrar la adhesión a Jesús con el compromiso de vivir como cristianos, miembros de la Iglesia (Católica), de una humanidad nueva en la que todos son hermanos".
Finalmente, recordó a los 26 niños que momentos antes había bautizado en la capilla vaticana, pero también entregó una "especial bendición a todos los niños que han sido recientemente bautizados" y "a los jóvenes y a los adultos que han recibido desde hace poco los sacramentos de iniciación cristiana o que se están preparando para ello".