Joaquín tiene 35 años y reconocida una discapacidad del 85%. Vive conectado a un generador de oxígeno las 24 horas del día por lo que sus facturas de la luz son desproporcionadas. Aún así no cuenta con ayuda para poder pagarlas: Le deniegan el bono social porque no tiene más de 60 años.
Su pensión, apenas 415 euros, va destinada casi por completo a pagar la factura, según manifiesta su padre que es quien le cuida de día y de noche. Joaquín lleva nueve años conectado a dos generadores por el día y cuatro por la noche.
Antonio, su padre, lleva 7 años pidiendo esa rebaja del 25 por ciento en la factura de la electricidad y hasta el momento sólo ha tenido respuestas negativas. "Estamos pidendo un derecho suyo -dice su padre- en la energía que necesita para vivir, no estamos pidiendo ningún capricho ni que nos regalen nada".