Los Mossos d'Esquadra investigan si el llamado violador del cúter, que detuvieron la semana pasada acusado de cuatro violaciones a mujeres muy jóvenes en Barcelona, agredió a otras cinco chicas entre agosto de 2013 y enero de 2014.
El presunto agresor ha ingresado en la cárcel por cuatro agresiones de las que hay pruebas de ADN, pero los mossos creen que también fue el responsable de otras cinco violaciones, de las que no tienen restos biológicos del agresor.
En un encuentro con los medios, el jefe del Área de Investigación Criminal de Barcelona, Pere Guillén, ha explicado que para no interferir en las ruedas de reconocimiento que deben hacer las víctimas no se facilitará la imagen del agresor, un hombre de 26 años, de nacionalidad española pero nacido en Uruguay, con pareja y trabajo estables y sin antecedentes policiales.
Guillén ha señalado que la difusión en su día en los medios de una imagen del agresor entorpeció la investigación, ya que el violador en serie dejó de actuar a partir de enero de 2014 e hizo un cambio radical de imagen, con lo que rompió la principal línea de investigación.
Al detenido se le atribuyen tres violaciones que entre diciembre de 2013 y enero de 2014 causaron alarma en los barrios del Guinardó y de Gràcia de Barcelona, y una nueva violación, el pasado mes de septiembre en el distrito de Les Corts, tras la que ha sido posible su detención.
Tras aquellas tres violaciones, al parecer el detenido se sometió a un cambio total de imagen que dificultó su identificación. "Fue como buscar una aguja en un pajar", ha confesado Guillén, que ha explicado que en estos dos años de investigación policial han controlado a medio millar de jóvenes.
Después de la violación de septiembre, las imágenes captadas ese día por diversas cámaras de seguridad en toda la ciudad y los resultados de las pruebas de ADN de los restos biológicos que dejó en esa víctima lograron determinar que se trataba del mismo violador que había actuado entre finales de 2013 y principios de 2014.
Con las nuevas fotos del agresor, ahora con barba y gafas de pasta y con una sudadera azul, una camiseta roja y una cicatriz en el codo izquierdo permitieron a la policía reorientar sus pesquisas.
El pasado 14 de octubre, en el Eixample, hacia las 20.30 horas, dos agentes identificaron a un hombre y sospecharon de él por su semejanza con la nueva imagen y porque había dejado en su coche el teléfono móvil y el cinturón, según Guillén, porque "buscaba una víctima".
El sospechoso fue detenido al día siguiente y se registró su domicilio en el barrio de Gràcia, en el que convivía con su pareja, que desconocía "el lado oscuro" del hombre con el que mantenía una relación desde hacía 10 años, según ha asegurado Pere Guillén. El detenido ingresó en la cárcel el pasado viernes día 16 por orden judicial.
Entre los pocos detalles de la investigación que los Mossos han revelado destaca que el violador sólo usó el cúter en dos de las presuntas nueve agresiones sexuales, todas en la ciudad de Barcelona, y que en otras dos usó una navaja y en el resto su fuerza física.
Guillén ha explicado también que utilizaba siempre su automóvil para desplazarse a las zonas donde cometía sus agresiones, todas ellas a chicas menores de edad, o que lo parecían por su aspecto, y que perpetraba en los portales de los edificios donde vivían tras seguirlas a pie.