Antes incluso de las siete y media de la mañana, la hora a la que "abre" la playa, un grupo de bañistas hace cola en el paseo marítimo de Cullera, en Valencia, un madrugón vacacional destinado a ser los primeros en colocar su sombrilla y su hamaca en primera línea de playa.
Y así un día tras otro. Una vez conseguido su objetivo se marchan satisfechos a desayunar y a hacer la compra, sin regresar al arenal hasta las diez y media u once de la mañana.
A diario, dos agentes de la Policía Local vigilan los accesos para que los bañistas no entren a la playa antes de las ocho de la mañana, hora en la que los servicios de limpieza suelen terminar sus tareas.
El pasado sábado, dos de estos bañistas llegaron a las manos tras pelearse por ocupar el mismo sitio en la arena, lo que ha desembocado ya en una denuncia mutua, según confirman a fuentes municipales.
Las colas y las carreras ya vienen de largo. Se ha convertido en una tradición para los habituales de la playa de San Antonio de Cullera, una lengua de cuatro kilómetros de fina arena que se les queda corta a quienes quieren estar en primera línea; quien no lo consigue, prefiere ni estar.
"Esto se monta todos los años, pero tampoco le hacemos mal a nadie viniendo aquí a montar la sombrillas. Ya hacemos bastante con quitárnoslo de nuestro sueño", explica a Efe Sebastiana Afán, una de las madrugadoras habituales.
"El otro día dos señores discutieron ahí, pero no pasó nada", añade Sebastiana.
CONSEGUIR SOMBRILLA EN PRIMERA LÍNEA, UNA PROEZA
Conseguir colocar la sombrilla en primera línea ya se convertido en el pasatiempo preferido de los bañistas de esta playa valenciana, que en su mayoría son jubilados.
Josefina es otra de las habituales. Reconoce que lleva viniendo desde hace cincuenta años y también que suele bajar muy temprano para conseguir un buen sitio, pero confiesa sobre el hecho de hacer cola: "Que esté la Guardia Civil (en alusión a la Policía Local) esperándonos, no me gusta. Antes era más libre".
Fina Solar, otra de las bañistas fieles a la playa de San Antonio, cuenta a EFE que le resulta "gracioso" lo que pasa a diario "porque todos quieren estar en primera línea de playa" aunque le parece "un poco excesivo".
"Todos quieren estar en la primera línea, y como solamente hay una primera línea y no hay tres, nadie quiere estar detrás", añade.
Francisco Centeno es otro de los bañistas más veteranos: "Esto es un cachondeo todos los días, esto no puede ser. O se corta desde lo sano o terminal mal", advierte.
Para evitar esperar y hacer cola, Francisco cuenta que él suele bajar todos los días a la playa hacia a las ocho y media: "Y mira cómo está ya todo esto", lamenta.
Cornelia vive en Madrid y veranea desde 2005 en Cullera. Defiende a quienes quieran venir a la playa temprano: "Nosotros a las siete y media u ocho ya estamos aquí y a las once o doce nos vamos porque hay demasiado sol".
"Podían limpiar un poco antes", se queja esta bañista, quien recuerda que hace años "a las ocho ya no había nadie limpiando por ahí".
Esta coyuntura veraniega no es exclusiva de Cullera. En la localidad alicantina de Calpe, el Ayuntamiento ha decidido modificar una ordenanza municipal para permitir a los servicios de limpieza retirar las sombrillas y hamacas que estén en la arena antes de las nueve y media de la mañana.