Los exámenes para acceder a la Universidad, que arrancan este miércoles 1 de junio incorporan este año la novedad de que los alumnos de bachillerato con un suspenso podrán presentarse a esta prueba, que en 2024 dará un gran vuelco del que de momento solo se conocen sus líneas generales.
Los más de 200.000 jóvenes que se presentarán a la Ebau no solo pelearán por obtener el aprobado -más del 90 % la superan-, sino por sacar una buena calificación para cursar los estudios que desean dadas las elevadas notas de corte en determinados grados (Medicina, Matemáticas...)
Este año cuentan a su favor que el formato volverá a ser más flexible o sencillo, dado que tendrán más preguntas para elegir.
Los cursos 2019-2020 y 2020-2021 estuvieron marcados por la pandemia y, en consecuencia, se adaptó el contenido de la prueba para garantizar al máximo la equidad y la igualdad de oportunidades de todo el alumnado, con independencia de las circunstancias a las que accedió a la enseñanza.
Lo nuevo de este año
La principal novedad de este año es que los alumnos con un suspenso al acabar segundo de bachillerato podrán presentarse a la antigua Selectividad si el claustro así lo ha acordado, siempre que se cumplan determinados requisitos.
Esta medida "excepcional" solo se podrá aplicar, tal y como establece el nuevo real decreto de evaluación, promoción y titulación, si el profesorado cree que el chico ha alcanzado los objetivos adecuados; que no haya habido una inasistencia continuada y no justificada; que se haya presentado a las pruebas y hecho las actividades necesarias para su evaluación y que la media aritmética de las notas en todas las materias sea igual o superior a cinco.
A efectos del cálculo de la calificación final de Bachillerato, se considerará la nota numérica obtenida en la materia no superada.
Más incógnitas que certezas
Para el curso 2023-2024 habrá muchos más cambios en estos exámenes, ya que se tendrán que adaptar a los nuevos currículos de enseñanzas mínimas aprobados este año por el Ministerio de Educación y Formación Profesional (desarrollando así el articulado de la ley Celaá o Lomloe, que entró en vigor en enero de 2021).
Hace unos días, la ministra de Educación, Pilar Alegría, avanzó que el nuevo modelo de la Ebau se conocerá "en las próximas semanas" e indicó que pretende ser más homogénea y "justa" para los alumnos, respetando tanto la autonomía de las universidades como la de las comunidades autónomas.
Tanto Alegría como el ministro de Universidades, Joan Subirats, han reiterado en distintas ocasiones que están a favor de que existan criterios parecidos, pero descartan el modelo de examen único que piden algunos partidos de la oposición.
En palabras de Subirats hay que aceptar "la diversidad, pero con una reglas comunes; hay que ver el equilibrio en su funcionamiento".
Evidentemente, la nueva Ebau tendrá que adaptarse también a los nuevos currículos y estructura que establece el real decreto de enseñanzas mínimas de Bachillerato, en el que se han introducido nuevas asignaturas y se han ampliado sus modalidades. Se ha añadido el llamado Bachillerato General y el de Artes se ha desdoblado en dos.
Entrará en vigor en el verano de 2024, por lo tanto los primeros alumnos que se enfrentarán a ella serán los que se matriculen en primero de Bachillerato del año académico 2022-2023.
Los rectores creen que la futura prueba de acceso a la Universidad no debe ser igual en todas la comunidades, sino equiparable, y no comparten las críticas de que el sistema actual genere desigualdades o haga más fácil aprobar en unos lugares que en otros.
Sí opinan que cualquier sistema de evaluación es susceptible de mejora, por ejemplo que la estructura del examen de una misma materia sea similar, aunque los contenidos sean distintos dadas las diferencias de los programas o currículos de cada región. No obstante, consideran que no existen grandes disparidades.
Niegan además que la Selectividad resulte más complicada en unos territorios que en otros. A su juicio, es una prueba que armoniza sistemas educativos similares, pero no iguales, dadas las características socioculturales y diferencias de las comunidades.
Exámen de este año
Para facilitar la adaptación de los exámenes a las medidas anticovid, la evaluación tendrá, preferentemente, una duración máxima de cuatro días. En las comunidades autónomas con lengua cooficial será de un máximo de cinco días.
En cada prueba, con una duración de 90 minutos, se dispondrá de una única propuesta de examen con varias preguntas. Versarán sobre las materias generales del bloque de asignaturas troncales de segundo de Bachillerato de la modalidad elegida para la prueba y, en su caso, de la materia Lengua Cooficial y Literatura.
Cada una de las pruebas contendrá preguntas abiertas y semiabiertas que requerirán del alumnado capacidad de pensamiento crítico, reflexión y madurez. Se podrán utilizar también preguntas de opción múltiple, siempre que en cada una de las pruebas la puntuación asignada al total de preguntas abiertas y semiabiertas alcance como mínimo el 50 por ciento.
Aquellos que quieran mejorar su nota de admisión podrán examinarse de, al menos, dos materias de opción del bloque de asignaturas troncales.
Asimismo, podrán examinarse de una segunda lengua extranjera distinta de la que hubiera cursado como materia del bloque de asignaturas troncales.
El alumnado podrá presentarse en sucesivas convocatorias para mejorar la calificación obtenida en cualquiera de las pruebas. Se tomará en consideración la calificación obtenida en la nueva convocatoria, siempre que esta sea superior a la anterior.
Los exámenes deberán finalizar antes del 17 de junio próximo y la calificación se calculará ponderando un 40 % la nota de la Ebau y un 60 % la puntuación final de la etapa de bachillerato.
Los primeros en examinarse serán los alumnos de La Rioja, el próximo 1 de junio, y los andaluces y catalanes serán los últimos, el 14 de junio.