estatuas de Isaac y Abraham, del Pórtico de la Gloria | Europa Press
(Actualizado

El Tribunal Supremo ha condenado a la familia Franco a devolver al Ayuntamiento de Santiago de Compostela las esculturas de Abraham e Isaac, procedentes del Pórtico de la Gloria de la catedral compostelana.

La Sala Civil del alto tribunal ha estimado los recursos de casación e infracción penal interpuestos por el consistorio de Santiago, cinco años después de que recurrieran al Supremo.

El Congreso aprueba la ley para disolver asociaciones franquistas sin incluir los cambios propuestos por el PP

La lucha por la propiedad de las dos esculturas se ha prolongado durante años, en los que el Ayuntamiento de Santiago ha defendido que las estatuas tenían que ser devueltas por la familia Franco a patrimonio municipal porque ya habrían sido adquiridas por el Consistorio en el año 1948, mientras que los herederos han defendido que adquirieron las piezas a "un anticuario", aunque no disponen de los documentos correspondientes.

Se trata de las esculturas Abraham e Isaac, dos obras del Maestro Mateo, creadas en el siglo XII para formar parte del Pórtico de la Gloria, cumbre del Románico. Las dos tallas, como tantas otras, desaparecieron en algún momento de los siglos XV y XVI y reaparecieron en el año 1933, en el pazo del conde de Ximonde, gracias al historiador Fermín Bouza.

El Ayuntamiento de Santiago recuperó las tallas, que volvieron al Obradoiro, aunque no al Pórtico de la Gloria, en 1947, y allí permanecieron hasta que, en el año 1954, Franco acudió a Compostela para participar en los eventos del año Xacobeo acompañado por su esposa, que se enamoró de las dos esculturas.

Tras aquel día, las figuras del maestro Mateo acabaron primero en el Pazo de Meirás y luego en la Casa Cornide de A Coruña.

Como regalo obligado, según el Concello, y compradas en un anticuario, según la familia Franco. Por supuesto, no hay documentos que acrediten ni una ni otra versión.

Catedral y Concello emprendieron entonces la lucha por recuperarlas y hubo momentos en los que parecía que la familia estaba dispuesta a ceder, pero finalmente la cesión nunca se materializó y no quedó más remedio que acudir a unos tribunales que ahora han fallado a favor del Consistorio.