El papa Francisco ha concedido un Año Jubilar al Real Oratorio del Caballero de Gracia de Madrid, con motivo del V Centenario del nacimiento del Siervo de Dios Jacobo Gratij, conocido como El Caballero de Gracia.
La concesión de este Año Jubilar con anexa Indulgencia plenaria, que se prolongará hasta el 1 de marzo de 2018, fue firmada por el cardenal Penitenciario Mayor, Mauro Piacenza, con fecha de 27 de febrero de 2017, según ha informado a Europa Press el vicerrector del Real Oratorio.
El escrito señala que la indulgencia plenaria, con las condiciones habituales, podrán obtenerla una vez al día todos los fieles que participen en alguna función o piadoso ejercicio en el Real Oratorio, o bien oren un tiempo ante el Santísimo Sacramento. Y extiende la concesión a los enfermos que ofrezcan a Dios sus dolores y se unan espiritualmente a los actos.
Además, un decreto adjunto otorga la facultad de impartir la Bendición papal, al término de la Misa, en el día más adecuado del Año jubilar que se elija. Las condiciones habituales para ganar la indulgencia plenaria son: confesión sacramental, comunión eucarística y una oración por el Pontífice. A esto se añade el rezo de un Padrenuestro, del Credo y sendas invocaciones a la Virgen y al Siervo de Dios Caballero de Gracia.
El Real Oratorio del Caballero de Gracia, ubicado en el centro de Madrid, tiene entrada tanto por el número 5 de la calle homónima como por el número 17 de la Gran Vía.
SE RELACIONO CON PAPAS, REYES Y PERSONALIDADES DE LAS LETRAS
Jacobo Gratii, más conocido como el Caballero de Gracia, nació en Módena (Italia) el 24 de febrero de 1517 y murió en Madrid el 13 de mayo de 1619. Vivió 102 años. Estudió en la Universidad de Bolonia, donde conoció a Juan Bautista Castagna, que con el paso del tiempo llegaría a ser el papa Urbano VII.
Con él trabajó, como su más inmediato colaborador durante más de 30 años en misiones diplomáticas al servicio de la Santa Sede en diversos países de Europa: Italia, Francia, Alemania, Países Bajos y España.
Conoció y se relacionó con diversos Papas -desde Paulo III hasta San Pío V y Gregorio XIII-; con reyes como Felipe II y Enrique II de Francia; con santos como San Felipe Neri, San Francisco Caracciolo y San Simón de Rojas -su primer sucesor al frente de la Congregación del Santísimo Sacramento fundada por el Caballero-; y con personalidades de las Letras, como Lope de Vega o Tirso de Molina.
Asistió al Concilio de Trento, como colaborador de Juan Bautista Castagna, ya arzobispo. Tras el nombramiento de este último como Pontífice, Jacobo aún siguió desempeñando tareas diplomáticas en la Nunciatura de España. Tanto los reyes como los papas le ofrecieron nombramientos civiles y eclesiásticos en reconocimiento a sus muchos servicios diplomáticos, pero por humildad y desprendimiento de honores renunció a ellos.
A los 70 años recibió la ordenación sacerdotal. Antes y después puso grandes esfuerzos y empleó su patrimonio en sacar adelante varias empresas benéficas: dos hospitales y un colegio para niñas huérfanas; diversas fundaciones religiosas: para clérigos, para religiosas Concepcionistas Franciscanas, para Carmelitas. Y la Congregación de Esclavos del Santísimo Sacramento a fin de difundir la devoción a la Eucaristía, que es la actual Asociación Eucarística del Caballero de Gracia.
Murió con fama de santidad y sus funerales se prolongaron durante doce días, por la afluencia de fieles y de las comunidades religiosas de Madrid. San Simón de Rojas comenzó su proceso de beatificación poco después de su fallecimiento. Por circunstancias no suficientemente conocidas la documentación de la causa se perdió y no llegó a Roma. Ahora, la Asociación Eucarística ha solicitado al Obispado de Madrid la reanudación del proceso.