Este sábado fueron inhumados los restos de María de los Ángeles Hernández quien en los años setenta se convirtió en la primera mujer matadora de toros tras conseguir que se aboliera la prohibición de torear que pesaba entonces sobre las mujeres.
Luchadora incansable toreó en América y España hasta finales de los noventa en que dijo adiós a los ruedos.
La primera mujer que logró el carné que la acreditaba como torera en España, la alicantina María de los Ángeles Hernández Gómez, Ángela, falleció en un centro hospitalario de Madrid, a los 71 años. Según informa la revista Aplausos, la diestra se sometió ayer a una operación en el hombro, pero al despertar de la anestesia se empezó "a sentir mal; la situación se complicó, intentaron reanimarla y finalmente falleció".
Ángela (Alicante, 1946) será recordada, además de por ser la primera mujer en conseguir el carné de torera en España, por ser precisamente la que provocó la anulación del artículo 49 del Reglamento Taurino, por el que se prohibía a las mujeres torear a pie.
Aquel hito en la historia del toreo moderno tuvo lugar en agosto de 1974, gracias a la lucha que llevó a cabo durante más de tres años en los que la alicantina no cesó de reclamar a las autoridades el derecho de todas las féminas a poder desarrollar el torero de a pie; de ahí que todas las toreras de la actualidad le deban mucho a Ángela.
Pero antes de poder enfundarse el traje de luces y enfrentarse a los toros con muleta y espada en su país natal, Ángela ya era todo un referente taurino al otro lado del Atlántico, especialmente en México, Guatemala, Panamá y Venezuela, aunque en España ya había probado suerte como rejoneadora.
María de los Ángeles Hernández Gómez nació el 2 de agosto de 1946 en Alicante, aunque siendo muy pequeña fue a vivir a Algeciras (Cádiz), donde su padre, guardia civil de profesión, fue destinado.
Allí fue donde nació también su afición a los toros y acudió a numerosas plazas de la provincia de Cádiz junto a su padre y sus cinco hermanos. Conoció al novillero Francisco Esplá, padre de los matadores Luis Francisco y Juan Antonio Esplá, que fue quien le inculcó las primeras enseñanzas en el arte de torear, además de a Enrique Beltrán y al padre del matador José Mari Manzanares.
A los quince años quedó huérfana de padre y madre y empezó a trabajar en el campo, hasta que, un año después, decidió viajar a Madrid, donde haría sus pinitos en el mundo del cine como doble de Marisol en algunas de sus películas. Sin embargo, nunca cesó en su empeño de ejercer la profesión taurina.
El 18 de noviembre de 1959 se tiró de espontánea en Alicante en una corrida con motivo de un festival benéfico e incluso aprendió a hacer equitación para poder actuar como rejoneadora, una especialidad que compartió en numerosas plazas con Amelia Gabor, con la que formó pareja artística.
Como la legislación de aquella época en España impedía a las mujeres ser toreras de a pie decidió emprender rumbo a Hispanoamérica, donde toreó en México, Guatemala, Panamá y Venezuela, para regresar nuevamente a España en 1970. Ahí comenzó su lucha para lograr que las féminas pudieran también torear en España, algo que consiguió en 1974.
Se presentó como torera el 15 de septiembre de ese mismo en un festival en Jerez de los Caballeros (Badajoz) y debutó con picadores al año siguiente en la plaza de Palma de Mallorca apoderada por Manuel Benítez, el Cordobés, y Paco Ruiz. Durante 1977 continuó su actividad en las plazas españolas pero las continuas lesiones le obligaron a retirarse. Reapareció en América en 1986 y en España toreó en Elche (Alicante) en 1990.
Aunque se cortó la coleta, nunca se desligó del mundo taurino al trabajar como representante de las ganaderías de María Palma y Aguadulce, además de hacer sus pinitos en el mundo del apoderamiento llevando la carrera de diestros como Luis Rubias, Ignacio Ríos y Conchi Ríos.