No es de extrañar que la brigada anti-mafia haya calificado la detención de Michele Zagaria como uno de los mayores golpes dados jamás a la Camorra napolitana. Era uno de los dos mafiosos más buscados en Italia, y se le consideraba el cerebro y capo dirigente del mayor y más sanguinario clan camorrista de la periferia de Nápoles, el clan de los casaleses.
Llevaba 20 años al frente de esta brutal banda delicitiva, que había hecho del crimen, en todas sus formas, una floreciente industria. Controlaba buena parte del Casertano, la zona periférica de Nápoles donde se concentra el crimen organizado en esa parte de Italia, especialmente deprimida y donde la delincuencia ha creado una estado paralelo, y más poderoso, dentro del estado mismo.
Michele Zagaria ya fue retratado en las páginas del excelente libro-denuncia de Roberto Saviano "Gomorra", un best-seller que analiza el fenómeno camorrista y que le costó a su autor la condena a muerte, pronunciada y promovida precisamente por el hombre que acaba de ser detenido.
Pese a su imagen de cincuentón afable, Michele Zagaria empezó su carrera criminal muy temprano. Llevaba en busca y captura desde hace 16 años. La policía lo encontró este martes atrincherado en un búnker bajo tierra, que había construido con total impunidad en una finca de su propiedad en su ciudad natal. Nadie en todo este tiempo dijo nada.
El bunker estaba formado por paredes de 5 metros de espesor de cemento armado. La policía tuvo que cortarle el suministro eléctrico para lograr así sacarle de su agujero.
Condenado en rebeldía hasta en 3 ocasiones a cadena perpetua, Zagaria se enfrenta ahora a una pena de prisión de por vida. Será conducido a una cárcel de máxima seguridad al norte de Italia, muy lejos de su pueblo y de la zona en la que reinó, durante años, imponiendo su particular régimen del terror.