Wade Groom trabajaba para la famosa firma desde hacía tres meses y era el que más vendía. Por ello la empresa le paga 15 dólares por hora más un 3% por cada venta que hiciera.
El empleado no le alcanzaba para mantener a sus dos hijos de cuatro años y a su ex, según ha publicado el Daily Mail.
"Me pagaban unos 1.500 dólares a la semana vendiendo camisetas, pero con esa cantidad no podía mantener a mi familia", ha contado a los medios.
Quien sabe qué impulso lo llevó a publicar en Instagram la foto de su nómina, en la que se leen además los nombres de otros empleados y sus respectivos salarios.
Dos semanas después el jefe de personal llamó a Groom para anunciarle su despido. El empleado se defendió explicando que su intención no era criticar a la empresa, sino el alto coste de la vida en Nueva York.
Explicaciones inútiles, porque la empresa alegó que Groom había violado una de las normas sobre la confidencialidad que establece el contrato.