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El grafeno se ha hecho tremendamente popular gracias a su variedad de usos que van desde la fabricación de chalecos antibalas hasta la creación de baterías más ligeras y con más capacidad. Sin embargo, en las últimas décadas científicos de la Universidad de Manchester han abierto una nueva puerta en el diagnóstico y tratamiento del cáncer con terapias no tóxicas gracias a este material.

En concreto y para esta investigación se ha utilizado el óxido de grafeno. Este óxido actúa como un agente anticancerígeno que se dirige selectivamente a las células madre cancerosas.

Los investigadores sugieren que el compuesto podría ser utilizado junto con otros tratamientos ya existentes para reducir los tumores y prevenir su desarrollo posterior.

De momento, han probado la efectividad del óxido de grafeno en seis tipos de cáncer: mama, páncreas, pulmón, cerebral, ovarios y próstata. El resultado fue satisfactorio ya que los científicos consiguieron que los tumores fueran reducidos con éxito. Además, al no ser un material agresivo, los efectos secundarios disminuyen.

"Nuestros resultados también muestran que el óxido de grafeno no es tóxico para las células sanas, lo que sugiere que es probable que este tratamiento tenga menos efectos secundarios que otros utilizados hasta ahora", ha destacado el doctor Federica Sotgia, uno de los coautores del estudio.

Los avances que proporcionan este descubrimiento no están exentos de incertidumbres y nuevos retos. Pero por el momento es un tiempo de investigación intensa para poder llegar a ofrecer una terapia segura para los pacientes.