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Las relaciones sexuales consensuadas entre personas adultas del mismo sexo son un crimen en más de 70 países en todo el mundo, de los cuales 32 se encuentran en África, según datos de 2017 de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA).

Sólo 21 naciones africanas no criminalizan las relaciones homosexuales, entre ellas, Ruanda, Costa de Marfil o las Seychelles ya sea porque está despenalizado o debido a una situación de vacío legal.

La Corte Superior de Kenia retrasó este viernes hasta el próximo 24 de mayo un esperado veredicto sobre la despenalización de las relaciones homosexuales que puede ser histórico.

Los artículos 162 y 165 del Código Penal keniano -que datan de la época colonial- criminalizan las relaciones sexuales gais con hasta 14 años de prisión, lo que para muchos activistas contradice la Constitución al ser fuente de discriminación y persecución homofóbica.

De Sudáfrica a Nigeria, un abismo

A lo largo y ancho del continente, la comunidad LGTBI afronta realidades diversas: desde Sudáfrica, único país que permite el matrimonio homosexual desde 2006, hasta algunos estados musulmanes del norte de Nigeria, donde rige la ley islámica -"sharía"- que incluye la pena de muerte.

La homofobia resulta especialmente virulenta en naciones de África Occidental como Camerún, donde se difundió una lista el año pasado en las redes sociales en la que se acusaba de homosexuales a unas 80 personas -con riesgo de afrontar penas de hasta 5 años de prisión-, o Mauritania, que contempla la muerte por lapidación si dos hombres mantienen relaciones homosexuales.

África Oriental tampoco presenta un escenario muy halagüeño para la comunidad LGTBI, con países como Tanzania -donde el discurso político de rechazo se ha endurecido tras la llegada al poder del presidente, John Magufuli, en 2015- y quienes mantienen relaciones homosexuales pueden ser condenados a 30 años de prisión.

En Uganda, el jefe de Estado, Yoweri Museveni, impulsó en 2018 la aprobación de una ley antihomosexual, con penas que iban de los 7 años a la cadena perpetua por relaciones homosexuales, pero la justicia la desestimó seis meses después.

En Kenia, la activa comunidad LGTBI ya consiguió en 2017 que se prohibieran las revisiones médicas anales a sospechosos de haber mantenido sexo con personas gais, y en 2015 logró que se reconociera el derecho de asociación de este colectivo.

Angola es el último país del continente que ha despenalizado las relaciones homosexuales, a través de una reforma del Código Penal aprobada hace apenas un mes, que además, incluye una condena de hasta 2 años de cárcel a quien se niegue a contratar o a atender a una persona en base a su orientación sexual.

Mozambique derogó en 2015 las leyes homófobas promulgadas durante el dominio colonial portugués, que definían la homosexualidad como "un vicio contra natura".

Botsuana podría seguir esta tendencia el próximo 15 de marzo, fecha en la que el Tribunal Supremo del país estudiará la despenalización de la homosexualidad, a raíz de un recurso interpuesto por activistas.