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Los comicios de este 25S ponen a prueba en Galicia la única mayoría absoluta autonómica en pie, la de Alberto Núñez Feijóo (PP), y se presentan marcados por la fragmentación de fuerzas y la irrupción de la marca En Marea, que amenaza según algunos sondeos el habitual segundo puesto del PSdeG.

El líder nacional del Partido Popular, Mariano Rajoy, y el candidato Núñez Feijóo, conscientes de lo que se juega y en el caso del primero con la mirada muy puesta, además, en la realidad política estatal, han hecho, con el afán de multiplicar así los impactos, una intensa campaña por separado, salvo en el mitin final en Vigo donde se han juntado, y en todos los actos han apelado a la participación masiva.

Han invocado uno y otro, asimismo, la estabilidad, la solvencia, los resultados positivos, el sentido común y la moderación, frente, bajo el criterio de ambos, a un hipotético gobierno de división, de desgobierno, de extremismo, fruto de la coalición de prácticamente todos los demás, es decir, PSdeG, la candidatura de unidad popular bautizada como En Marea y el BNG.

"Pequeños cenáculos egocéntricos" a ojos de Feijóo, y a los de Rajoy un conglomerado del que ha afeado que se dedicasen todos ellos a "azuzar de forma inmisericorde" al actual presidente de la Xunta en funciones, su "único objetivo".

Rajoy también ha aludido en varias ocasiones a que no quiere para Galicia el bloqueo político que pesa sobre España, donde después de dos comicios generales se mantiene la situación de un Gobierno bajo condiciones de interinidad.

Núñez Feijóo ha apelado también en todo momento a un resultado "diáfano", que no tenga que ser interpretado, y por eso ha pedido que la gente elija directamente al presidente de la Xunta, "sin intermediarios", para que quede claro quién lo será en la misma noche electoral.

Esa es la democracia más representativa, ha defendido en esta carrera hacia las urnas Feijóo, que ha repetido en uno y otro lugar que ambiciona para Galicia "un presidente que gane las elecciones".

Eso mismo ve el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en el aspirante socialista, Xoaquín Fernández Leiceaga, una apuesta personal suya, ya que fue elegido en un proceso de primarias que no culminó todo lo bien que se esperaba, puesto que un retoque de Ferraz en las listas provocó malestar en Ourense y en Pontevedra, sobre todo en el caso de esta última provincia, con un alcalde de Vigo, Abel Caballero (PSdeG), que apenas se ha involucrado en la campaña de su partido.

Sánchez y Leiceaga han invocado un "futuro mejor", mediante un "cambio tranquilo y responsable". El líder del PSOE ha pedido a la ciudadanía a sacar la "tarjeta roja" a Núñez Feijóo y a demostrar que algunos sondeos, que cree que lo que buscan es desanimar, no están en lo cierto, y por tanto no habrá el 'sorpasso' que vislumbra En Marea, hecho que, de producirse, abriría serias grietas.

En Marea, conformada por Anova, Izquierda Unida, Podemos y las mareas municipalistas, no sólo confían en adelantar al PSdeG sino que su cabeza de cartel, Luis Villares, ha llegado a decir que podría sobrepasar al PP y que con una semana más de campaña se encontrarían rozando la mayoría absoluta.

Sea como fuere, si la alternativa al PP es posible, tanto PSdeG como En Marea han avanzado que habría acuerdo, una situación que cuenta con la aprobación de la candidata del BNG, Ana Pontón, quien cuanta con los indecisos y trata de que el Bloque aguante el tipo, puesto que cree que puede ser en verdad determinante.

Otro de los líderes nacionales que ha visitado en numerosas ocasiones la comunidad es el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, que, como su candidata, la periodista Cristina Losada, ha lanzado un contundente mensaje a los "inconformistas", para que impidan que una mayoría absoluta lleve al partido que lo ostente a "hacer lo que le dé la gana".

En las autonómicas de 2012, el PP obtuvo 41 escaños, el PSOE 18, Alternativa Galega de Esquerda (AGE), ahora integrada en la fórmula En Marea, debutó con 9 y el BNG cosechó 7.