El etarra Felipe San Epifanio, "Pipe", exjefe del comando Barcelona, dirigente de HB en los años noventa y condenado a más de 200 años por diversos atentados, ha salido de la prisión de Herrera de la Mancha (Ciudad Real) al liquidar su pena tras 23 años en la cárcel.
Fuentes penitenciarias han informado a Efe que el etarra ha abandonado la prisión manchega en torno a las 9:25 horas. A la puerta de la cárcel era esperado por un centenar de personas para darle la bienvenida. Algunos de ellos han bailado un aurresku. Los familiares y amigos del etarra portaban ikurriñas y pancartas en las que pedían el acercamiento de presos a las cárceles del País Vasco.
Debido a los beneficios penitenciarios, el etarra ha sadido de prisión ocho años antes de la fecha que se le había fijado inicialmente, el 19 de abril de 2025. Este asesino, que nunca se ha arrepentido de sus delitos, fue condenado a casi 250 años de cárcel por diversos atentados en los que participó como dirigente del comando Barcelona de ETA, uno de los más activos tras la caída de la cúpula terrorista en Bidart. Sobre su currículum criminal constan varios delitos de sangre y acciones como la que causó heridas a una embarazada que le hicieron perder el bebé que esperaba.
Felipe San Epifanio San Pedro, "Pipe", fue jefe del comando Barcelona de ETA y miembro destacado de la banda tras la detención de su cúpula en 1992 en Bidart (1992): Francisco Múgica Garmendia, "Pakito", José Luis Alvarez Santacristina, "Txelis", y José María Arregui Erostarbe, "Fiti".
Tras ser miembro de la mesa Nacional de HB, San Epifanio formó en 1993 el comando Barcelona junto con Gregorio Vicario Setién y Dolores López Resina, "Lola". Al comando se atribuyen varios atentados como la explosión de dos bombas en dos restaurantes del Puerto Olímpico barcelonés ese año o el asesinato a tiros en 1994 del coronel Leopoldo García Campos en el barrio barcelonés de Sants.
"Pipe" fue también responsable, entre otras acciones, del lanzamiento de tres granadas contra el Gobierno Militar de Barcelona, lo que causó la muerte de un civil e hirió a otras ocho personas en abril de 1994.
Días después de este atentado fue detenido en un bar situado cerca del puerto barcelonés, donde fue identificado por dos agentes, mientras que el resto del comando huyó.
Para salir libre, el etarra ha contado a su favor que la derogación de la doctrina Parot obliga a aplicar el descuento sobre el límite máximo de cumplimiento en prisión estipulado por Ley, 31 años en su caso, y no sobre el total de su condena centenaria. Acumula sentencias por sus crímenes terroristas y por un delito de alzamiento de bienes con el que trató de evitar el pago de las indemnizaciones a sus víctimas. Finalmente habrá pasado entre rejas 23 años.