La infanta dice que confía "plenamente" en la inocencia de su marido

  • Asegura que su marido "se encargaba de las gestiones económicas"
  • La infanta niega ser escudo fiscal: "Todo lo que hacíamos estaba controlado"

La infanta Cristina se ha amparado en la "confianza" que tiene en su marido, Iñaki Urdangarin, para justificar su participación al 50 por ciento en la sociedad Aizoon y ha dicho que confía "plenamente en su inocencia" en su declaración de 66 minutos como acusada en el juicio del caso Nóos.

Doña Cristina, que solo ha accedido a responder a las preguntas de su abogado, Pablo Molins, ha defendido que nunca fue escudo fiscal ante Hacienda ni figuró en Aizoon para obtener beneficios tributarios, al tiempo que ha negado haber tenido cuentas en paraísos fiscales, salvo la que ahora utiliza en Suiza por residir en Ginebra.

"Todo lo que hacíamos estaba controlado", se ha defendido, y ha precisado que por su condición de miembro de la Familia Real ella "hubiese sido sometida a mayor transparencia y quizá a mayor control por parte de la Administración".

Los entonces duques de Palma, ha dicho, no tenían "ninguna prohibición" de la Casa Real para crear una empresa, y ella se asesoró previamente con el secretario de las infantas, Carlos García Revenga, mientras Urdangarin lo hacía con el asesor fiscal de la Casa del Rey Federico Rubio.

Ha aclarado que ella no tenía poderes en la sociedad, ni recibía sus extractos bancarios, ni tampoco usaba la tarjeta visa corporativa a su nombre ("la custodiaba él"), ni asistió a ninguna junta. "No participé en la gestión ni en la administración de Aizoon. Tampoco realicé ningún trabajo".

La infanta, acusada como cooperadora de dos delitos fiscales de su marido, por lo que se enfrenta a una petición de 8 años de cárcel, ha explicado que crearon Aizoon en 2003 "para canalizar los ingresos derivados del trabajo profesional" de su marido y, sobre el motivo de que ella firmara la constitución, ha dicho: "Por confianza, así me lo pidió y yo lo acepté".

La confianza en él ha sido uno de sus argumentos más repetidos, hasta el punto de que ha dicho que en ese momento, en los años 2007 y 2008, solo se fiaba de unas pocas personas, entre ellas el asesor fiscal de su esposo, Miguel Tejeiro, al que tanto ella como Urdangarin han atribuido toda las gestiones tributarias (está acusada de cooperar en dos delitos fiscales de su marido).

Su letrado le ha preguntado si conoce los delitos que se le imputan a su marido, a lo que ha respondido: "Sé que se le imputan esos delitos, confío plenamente en él, confío plenamente en su inocencia y estoy convencida de que ha estado bien asesorado".

Su esposo, ha dicho, era quien se encargaba en todo momento de las "gestiones económicas de la familia", mientras que de sus cuatro hijos se ocupaban los dos, ella asumía la "agenda" familiar y cada uno tenía su respectivo trabajo profesional.

La hermana del Rey debía asimismo, según ha declarado, atender un centenar de actos institucionales al año y todo ello mantenía al matrimonio muy ocupado.

De los temas de Aizoon no hablaban, ha dicho, "ni de nada que se le relacionara". "Hablábamos de otros temas", ante lo que el abogado ha querido saber por qué no le preguntaba a su marido por la empresa: "No procedía, no eran temas que me interesase hablar con él, en esos años nuestros hijos eran muy pequeños y estábamos muy ocupados".