El presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha afirmado este martes, ante las peticiones empresariales de diálogo político, que "solo reclamar diálogo no es suficiente, porque es una actitud, y hay que preguntarse: ¿Diálogo sobre qué?", y lo que ahora está sobre la mesa es debatir un cambio sustancial de la relación Cataluña-España.
Durante un almuerzo-coloquio con empresarios en el Liceu organizado por la consultora Deloitte y la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), ha expuesto que "eso en democracia solo se puede hacer en las urnas", y que es más fácil contar votos que contar manifestantes o hacer predicciones con encuestas.
Tras el rechazo de las patronales C y Fomento del Trabajo a pronunciarse sobre el debate soberanista después del llamamiento de Mas al apoyo empresarial a la política el viernes, Mas ha concretado este martes que su petición "no quiere decir que las organizaciones empresariales se pronuncien sobre un proyecto político concreto, simplemente quiere decir que hace falta estar".
"A ver si tengo un poco más de suerte", ha ironizado al repetir el mensaje este martes, y ha vuelto a exponer el argumento del viernes de que se pasa la vida intentando convencer a los políticos de que no pasen de la economía, y que cree que tampoco el mundo económico debe decir 'paso de la política'.
Ha considerado que cada uno debe actuar desde su nivel de responsabilidad: los empresarios haciendo viables sus empresas y los políticos mejorando la administración, pero que "la situación puede ser todavía más preocupante" con la movilización social actual, y, entre hacer algo y no hacer nada, el Gobierno catalán ha optado por hacer algo.
ROSSEL INSISTE EN EL DIALOGO POLITICO
El presidente de la CEOE, Joan Rosell, ha invocado este martes al diálogo de los políticos para solucionar el "evidente problema político, económico y social" que hay en Cataluña, y ha recordado que en la Transición se solucionaron problemas que parecían "imposibles" de solventar.
En un desayuno informativo preguntado por sus palabras ayer en contra de las peticiones de Artur Mas, el presidente de los empresarios españoles ha dicho que "lo que es evidente es que en Cataluña hay un problema político, económico y social" que en los últimos años ha ido creciendo y "no ha ido a una solución".
"Nosotros creemos que para solucionar los problemas no se nos puede pedir que seamos nosotros quienes los solucionemos", ha remarcado.
"Estamos para ayudar, invocamos al diálogo a los políticos, que van a ser capaces de resolver la problemática actual. En momentos más difíciles de coyuntura de España y cuando empezamos la Transición parecía que era imposible de solucionar y se solucionó", ha señalado, para citar una reunión de Adolfo Suárez y Tarradellas, tras la cual "muchas de las cosas imposibles de arreglar se arreglaron".
Por su parte, el presidente de la CEIM, Arturo Fernández, se ha dirigido a Rosell y le ha dicho que "no fue una sorpresa" lo que ayer dijeron respecto a Cataluña, que era lo que "muchos sabían. "Gracias Juan y gracias Joaquín", ha recalcado en referencia al acto de ayer.
Fernández, que ha mostrado el "compromiso de los empresarios madrileños y de toda España" con el Rey y que ha asegurado que la Corona "es el activo más importante" para garantizar el presente y el futuro de España, ha apostado por las políticas de Madrid frente a las de Cataluña, ya que Madrid "es una comunidad que tiene una política de acercamiento a los empresarios" de bajada de impuestos y facilidades.
"Hay empresarios que deciden dónde esta mejor su empresa, no es la política de Artur Mas la que nos beneficia, nos benefician las políticas que tenemos en esta comunidad y poner las autopistas a todos los empresarios", ha destacado y ha añadido que en los últimos años hay empresas catalanas y de toda España que se han instalado en Madrid porque su política "hacia el empresariado es buena".
Respecto a la Monarquía, Fernández ha añadido que "en absoluto" está en quiebra y ha considerado que los ciudadanos hemos tenido "mucha suerte" en tener un Rey como Don Juan Carlos. "La Monarquía no está en peligro. Esa palabra no viene al caso", ha zanjado.