El 29 de octubre, si nadie lo remedia, el de Ciudad Real será definitivamente el aeropuerto fantasma.
El gobierno de José Bono y luego José María Barreda gastó 1.100 millones de euros en su construcción y la única compañía que hasta hoy operaba en él ha decidido hacer las maletas. Vueling anuncia que deja de operar en ese aeropuerto, que se queda sin vuelos a partir de octubre.
Tiene muy pocos aviones. Sólo uno a Barcelona y otro a Palma de Mallorca, los martes y sábados. Los dos de Vueling, que dice que no le sale rentable y que abandona.
En otoño, los terminales de facturación se quedarán desiertos.
El aeropuerto de Ciudad Real se construyó con una previsión de un millón de pasajeros cada seis meses. Sólo 11.844 viajeros pasaron por allí en la primera mitad de este año.
Se diseñó con una pista de aterrizaje y despegue de 4 kilómetros, preparada para el mayor avión del mundo, el Airbus 380.
Fue el ahora presidente del Congreso y entonces de Castilla La Mancha, José Bono, quien puso la primera piedra del aeropuerto, convencido del éxito del proyecto.
El aeropuerto de Ciudad Real supuso un gasto de 1.100 millones de euros. El 40% lo aportó la Caja Castilla La Mancha, la primera entidad intervenida por el Banco de España.
Varapalo económico también para el gobierno regional castellanomanchego que inyectó 140 millones sin lograr el despegue del proyecto.
La Sociedad propietaria está en concurso de acreedores con una deuda de 300 millones de euros.