El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha afirmado en el Congreso que la reforma de la Ley de libertad religiosa es "conveniente", pero no es una "necesidad imperiosa", y dado que regula un derecho fundamental no se acometerá mientras no haya consenso político y social.
En su respuesta en la sesión de control al Ejecutivo a una pregunta del portavoz de ERC, Joan Ridao, sobre los motivos que han llevado al Gobierno a aplazar la ley, Rodríguez Zapatero ha señalado que la norma de 1980 exige una actualización, pero no es urgente su reforma.
Ha señalado que en España la "libertad religiosa se ejerce sin ningún problema, no hay discriminación alguna por pertenecer a una confesión religiosa" y el principio de aconfesionalidad funciona con normalidad.
El portavoz de ERC en el Congreso ha contestado a Zapatero que resulta paradójico que al mismo tiempo que renuncia a su "agenda laicista para no pasar por anticlerical" venga el Papa a España y "desde las alturas le haga responsable de un laicismo trasnochado que evoca casi la quema de iglesias de los años treinta".
Ha aprovechado además para criticar las palabras de Benedicto XVII, que reflejan, ha dicho, no sólo el desconocimiento de la España actual, sino también la "nula autocrítica" de la Iglesia católica en relación a sus posiciones con el matrimonio homosexual, el uso del preservativo o el aborto. "Vamos a continuar siendo un Estado aparentemente aconfesional, pero todo el mundo sabe que a partir de los privilegios que otorga el Concordato, este Estado tiene una especie de mantenida que es la Iglesia católica, que nos cuesta 6.000 millones de euros", ha agregado el portavoz de ERC.
Ridao ha acusado además a Rodríguez Zapatero de no haber explorado el consenso y ha afirmado que la reforma es necesaria para garantizar "un Estado libre de dogmas y la plena neutralidad religiosa".
El presidente del Gobierno ha replicado a Ridao que le va a costar muchos esfuerzos convencer a la gran mayoría de los españoles que este Ejecutivo hace una "política de entrega o devoción a la Iglesia", porque lo que hace es una política de "respeto al espíritu y principio constitucional" de la aconfesionalidad del Estado. "Respeto a la libertad religiosa y cooperación con la Iglesia católica, está en el mandato constitucional", como se recoge, ha recordado el presidente, en el artículo 16 de la Carta Magna, un precepto "equilibrado y razonable".
"Ahí estamos y seguiremos y nunca haremos caso a las posturas de un lado y otro, que realmente no contribuyen a fundamentar los buenos principios de una democracia avanzada en favor de la igualdad de todos los ciudadanos", ha concluido Rodríguez Zapatero.