El empresario José María Ruiz-Mateos se ha declarado en rebeldía tras de no comparecer ante la juez de los ERE, Mercedes Alaya, que lo había citado como imputado, y ha pedido la mínima garantía procesal. Así lo ha afirmado su portavoz, Ignacio Fernández Candela, quien asegura que el empresario "tiene un espíritu combativo, pero su cuerpo no le acompaña".
Fernández Candela ha afirmado que, en este caso, se trata de unos "antecedentes de 30 años con un latrocinio de por medio, siendo exculpado de toda imputación, y que nunca fue condenado por estafa".
Sobre la citación de Mercedes Alaya, ha indicado que, aunque es un hombre muy combativo, todo el mundo sabe que tiene una enfermedad de Parkinson, que está "rigurosamente tratada, y que debe estar en su casa, pero no puede viajar a Sevilla".
Ruiz-Mateos está imputado en el caso de los ERE's por las cinco empresas andaluzas del grupo en las que se produjeron estos expedientes que ahora se investigan, En este sentido, ha resaltado que, en este caso, hay que saber distinguir entre "quien tiene el timón de un barco y quien lo dirige y da las coordenadas, que pueden ser erráticas".
"La cuestión importante" de los EREs es que "estamos hablando de 30 años de un feudo de corrupción. La Junta de Andalucía hace pasar por caja a cada uno de los empresarios. Y no se puede acusar a un hombre que va a comprar un producto legal a una tienda aparentemente legal y sin ninguna sospecha, de ser traficante de drogas si luego el dueño está traficando con drogas", ha defendido.
Según Fernández Candela, los familiares de Ruiz-Mateos apoyan al empresario porque son "conscientes de que ha trabajado toda la vida por ellos, ha creado mucho empleo y saben que lo que le ha ocurrido no tiene parangón en el mundo entero". Junto al empresario está su hija Begoña, alguna de sus nietas, y el resto de los hijos "hace su vida; cada uno es dueño de hacer lo que quiere".
En relación con la orden de detención contra el empresario que anunció la magistrada, y que aún no ha dictado, ha considerado que podría tener un perjuicio irreversible o "mucho más grave de lo que en estos momentos podemos imaginar. Él tiene un espíritu combativo, pero su cuerpo no le acompaña".
Ha recordado que hace dos años ocurrió lo mismo en Palma de Mallorca, por lo que "de repetirse estaríamos en la misma tesitura, pero con mayor gravedad. Hablamos de una enfermedad de Parkinson rigurosamente tratada y el trance de la detención que sufrió en Palma le hizo bastante daño".