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El candidato del PSOE a la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha restado hoy importancia a las encuestas adversas que pronostican una debacle a su partido y ha advertido al PP de que los escaños "no los deciden ni los mercados ni las encuestas", sino los votos de los ciudadanos.

Rubalcaba ha cerrado la décima jornada de la campaña electoral con un mitin en Logroño, ante unos 2.000 militantes y simpatizantes del PSOE, acompañado por el secretario general de los socialistas riojanos y candidato al Senado, Francisco Martínez Aldama, y el "número uno" al Congreso, César Luena.

El candidato socialista ha reprochado al PP y a su líder, Mariano Rajoy, que les cueste "tanto trabajo" reconocer que la crisis actual es europea y mundial, y no "hispanoespañola", porque sólo miran por su interés electoral.

"Todavía no lo dicen. Mirad que les cuesta reconocer la realidad", ha apostillado.

Se ha entretenido Rubalcaba en las pensiones, en defender la reforma aprobada a comienzos de año con los agentes sociales y a leer "el parrafillo" del programa del PP en el que dice que revisará este tipo de prestaciones cada dos años si gana los comicios.

Tan alarmante le parece ese anuncio a Rubalcaba que hasta está dispuesto a pedir a su partido que mañana haga "un envío masivo" a los pensionistas con esas páginas concretas del programa del PP para que se "piensen" su voto.

Otros puntos en los que ha incidido han sido la sanidad y la educación públicas o las prestaciones por desempleo, cuestiones que, según su criterio, el PP quiere recortar.

En su mitin más largo de esta campaña, de 52 minutos, ha sido tajante al asegurar: "Nosotros queremos dar seguridad a los trabajadores, la que se le puede dar desde el Estado, y la derecha no".

Tampoco está dispuesto a consentir que se cambien las relaciones laborales de las pymes, porque no le parece razonable decir que esa es la forma de salir de la crisis.

"No, no y no. No somos lo mismo", ha clamado un Rubalcaba a quien se le veía muy cómodo, que ha prometido que si gana las elecciones estarán garantizados los servicios básicos como la sanidad y la educación, las pensiones, las prestaciones por desempleo y los derechos civiles. Lo "antagónico" que el del PP, ha agregado.

Por eso, ha considerado "tan importante" que el expresidente Felipe González y los ministros de sus gobiernos en los años ochenta estén haciendo campaña con el PSOE, porque en esa década se lograron avances decisivos que ahora "están siendo cuestionados" por el PP.

Y lo están siendo incluso aunque no lo pongan en su programa electoral "para no perder votos", ha asegurado, y ha puesto como ejemplo lo que está ocurriendo en algunas comunidades en las que gobierna el PP, como Castilla-La Mancha o la valenciana. Y en esta última -ha precisado- sin poder echar la culpa a la "herencia" socialista.

En el capítulo de derechos civiles, ha recordado que la derecha española "nunca ha dado un paso adelante", porque "no creen en ellos y los aceptan cuando no tienen más remedio".

Se opusieron, ha dicho, a la ley del divorcio y su reforma posterior, a la ley de interrupción del embarazo y a su reciente modificación o a la ley del matrimonio homosexual.

Incluso, ha señalado el candidato, el PP pretende que la píldora del día después se dispense con receta médica, lo que, a su entender, aumentaría el número de embarazos no deseados y haría que muchas parejas adolescentes que "tienen una noche loca" tengan que "pagar toda la vida" porque les da vergüenza ir al médico a pedirla.

En este punto, se ha quejado de la "manía" del PP de intentar imponer sus creencias.

"Que no somos lo mismo -ha proclamado-. Nosotros hemos garantizado derechos, hemos avanzado y vamos a seguir avanzando en derechos".