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Carles Puigdemont ha pasado su primera semana en la cárcel de Neumünster, en el estado alemán de Schlewig-Holstein. Dos meses tiene el juzgado para estudiar la euroorden.

Su abogado, Wolfgam Schomburg asegura que confía en que la justica germana le ponga en libertad.Pero los pronósticos son más agoreros. El Gobierno alemán ya ha anunciado que no vetará la extradición a España.

La semana de penitencia de Carles Puigdemont arranca el Domingo de Ramos en una triste gasolinera alemana. La policía germana, con una euroorden en la mano, detiente el Renault Space con matrícula belga en el que viaja el expresidente con su amigo Matamala, dos mossos y un historiador.

El coche, descubriremos después lleva una baliza. Aunque no se sabe quién la ha colocado, las fuerzas de seguridad alemanas admiten que han recibido un chivatazo de los servicios de información españoles.

Mientras Puigdemont pasa su primera noche en la prisión de Neumünster, los Comités de Defensa de la República intentan alcanzar las sedes de Gobierno en Cataluña.

El juez alemán considera que hay riesgo de fuga, si le deja en libertad podría intentar alcanzar Bélgica. El caso queda en manos de las fiscalía de Schleswig-Holstein que tiene 60 días para estudiar la orden de detención de Llarena. Un plazo prorrogable a otros 30 días si los abogados de Puigdemont recurren. Tras visitarle aseguran que el expresident no desfallece.

Pide unidad a las fuerzas soberanistas que responden en el Parlament aprobando una declaración para pedir su liberación.

Después de Sánchez y Turull el independentismo vuelve a apostar por una vieja solución y deja abierta la investidura a Puigdemont. Un claro desafio a Llarena, aunque su abogado pide prudencia.

A la espera de que la fiscalía Alemana decida si le extradita a España para ser juzgado por rebelión y malversación.