El "Asador de Guadalmina" de Marbella, que dejó fumar en el local quebrantando la Ley Antitabaco, ha cerrado finalmente esta noche y su puerta de acceso ha quedado precintada, horas después de que la Junta de Andalucía le notificara la clausura provisional, desoída inicialmente.
El propietario, José Eugenio Arias-Camisón, ha dado a conocer su decisión a los periodistas pasadas las 21:45 horas, tras lo que los clientes que estaban en el establecimiento han empezado a abandonar el local.
El dueño del restaurante ha explicado que ha decidido cerrar el local "pensando en mi mujer y mis hijos", ya que "la policía judicial me ha dicho que de no hacerlo me meterían en el calabozo".
Arias-Camisón, que esta tarde había señalado que sólo le cerraría su restaurante la Guardia Civil y con una orden judicial, finalmente ha escuchado los consejos de sus abogados, y ha clausurado el negocio sin necesidad de la citada orden judicial.
El propietario de "Asador de Guadalmina", que abrió el local hace casi diez años, ha incidido en que la medida es "cautelar" y que la va a recurrir.
En este sentido ha añadido que sus abogados le han indicado que la clausura será durante "una semana como máximo".
Arias-Camisón, que al salir del restaurante, ha anunciado que quiere abrir otro tipo de establecimiento sobre el que no ha especificado nada, y en el que se pueda fumar, ha criticado de nuevo al Gobierno central, al que ha identificado como "una dictadura como en la época de Franco".
En el momento de la clausura del establecimiento, unos veinte clientes, además del personal de plantilla, se encontraban en su interior.
Dos agentes de la Policía Nacional se habían personado esta tarde, alrededor de las 19.00 horas en el "Asador de Guadalmina" con objeto de clausurar el local, aunque no pudieron entrar porque el propietario no se lo permitió, alegando que carecían de una orden judicial.
Arias-Camisón sí dejó sin embargo acceder al establecimiento a dos inspectores de la delegación provincial de Salud de la Junta de Andalucía, que previamente habían entregado al encargado del restaurante el expediente de cierre, decretado esta mañana por la consejería de Salud del Gobierno andaluz.
Dicha decisión administrativa se basa en el incumplimiento de "todos los requerimientos que le ha hecho la Autoridad Sanitaria".
EL DUEÑO DE UN BAR DE VALENCIA DICE QUE SI LE CIERRAN EL LOCAL HARA HUELGA DE HAMBRE O IRA A MONCLOA
El gerente de uno de los bares valencianos declarados insumisos ante la ley antitabaco, Rodrigo Arroyo, consideró este viernes una "injusticia" el cierre del Asador Guadalmina de Marbella e indicó que esta actuación "le da más fuerza para seguir adelante", y que si también ordenan la clausura de su local realizará una huelga de hambre o viajará hasta el Palacio de la Moncloa para mostrar su disgusto.
"Iré a la Moncloa o al Ministerio de Sanidad y me pondré allí. Si me tengo que morir en cuatro días porque estoy delgadito, pues moriré, y si no a ver lo que pasa", indicó a Europa Press Televisión Rodrigo, quien señaló que los hosteleros no son asesinos, sino que "sólo" quieren trabajar.
El gerente del establecimiento indicó que siente "temor" desde el día que puso el cartel que permite fumar en su bar, pero no tras el cierre del asador de Marbella que, según dijo, le da "más fuerza para seguir adelante".
En su opinión, el cierre del Guadalmina "es una injusticia" que "sólo ocurre en España". En este sentido, criticó el procedimiento que se ha llevado a cabo y que al dueño del asador no le dieran tiempo para recurrir la sanción impuesta. "Primero le ponen una multa y al día siguiente van con una orden de cierre, cuando primero tiene que recurrir esa multa", señaló al respecto.
Así, lamentó que no le hayan dado plazo para recurrir y que "de un día a otro" y "por la fuerza" han ido a cerrarle el local. "Tendrían que haberle dado un plazo y apercibirle de cierre, pero no que al otro día se lo cierren", insistió.
DOS MULTAS
Rodrigo indicó que él, que permite fumar desde el 7 de enero, no tiene ningún apercibimiento de cierre, pero sí la comunicación de dos sanciones, una leve y una grave, de 600 y 10.000 euros, respectivamente, que están recurridas, "que es lo que tiene que ser". "Lo que no puede ser es que ahora vinieran y me cerraran el establecimiento. Es que no hacemos nada malo; intentamos trabajar, nada más", señaló.
El dueño de este bar de Valencia indicó que la ley antitabaco "está muy mal hecha" y que se ha puesto en funcionamiento en un período "muy malo" por la crisis. Asimismo, indicó que en los cinco días que prohibió fumar en su local, tal y como marca la ley, la recaudación descendió un 60 por ciento.