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El Supremo ha abierto sus puertas a los ciudadanos en unas jornadas que, además de ofrecer un curso acelerado de derecho procesal a los vecinos convocados, conmemoran el centenario del incendio que destruyó su sede en 1915.

De tal modo, las decenas de ciudadanos que han respondido a la llamada han podido comprobar, al visitar la exposición de fotografías del citado incendio, que la Justicia ya entonces era, como ahora, lenta en apagar los fuegos.

No lo decimos nosotros, lo dicen ellos: "no creo mucho en la Justicia", nos dice Teresa, una mujer de mediana edad que aguarda pacientemente en la cola su turno para acceder al Palacio de Justicia, la actual sede del Supremo (llevó diez años reconstruir el edificio). "Es demasiado lenta en resolver las cosas graves, como los casos de corrupción, y demasiado dura con asuntos que no lo merecen", añade.

Carmen, una señora cercana a la tercera edad, aunque no tanto como para haber visto a Alfonso XIII visitar el palacio incendiado -lo muestra la exposición- insiste en la misma tesis: "creo, pero dudo a veces porque es demasiado lenta".

La serie de imágenes comienza su narración con fotografías en blanco y negro llenas de vivacidad gracias a las artes de Alfonso, como firma el autor, cuyas instantáneas reproducen fielmente los diferentes tonos del humo causado por las llamas.

Las fotos van mostrando al visitante el avance del fuego y la reacción de los bomberos sobre los tejados en ruinas. "Uno de los bomberos, advertido del peligro, se tuvo que tirar desde el último piso", cuenta la crónica de "La Correspondencia de España", que añade: "la caída fue emocionante".

La serie continúa con escenas de la época en las que el Rey Alfonso XIII es protagonista. Una de ellas, en las que se le ve pasando revista a una formación de boy scouts de muy tierna edad, ha sido la preferida del primer grupo que ha visitado esta mañana la sede del Supremo.

Las puertas se han abierto hoy a las nueve de la mañana y ha sido el citado grupo de boy scouts, con pañoleta y camisa de uniforme, el primero en visitar la sede.

"Alerta hermano scout" que se quema el Supremo, dijeron los exploradores aquel día de mayo de 1915 cuando dieron la alarma del fuego. Por esa razón el monarca les reconoció el mérito, como recuerda la imagen citada.

También hoy el presidente del alto tribunal, Carlos Lesmes, ha querido recordar aquella pequeña hazaña de los chicos de uniforme: "fueron los primeros que intervinieron en 1915. Cuando se desató el incendio acudieron rápidamente, pero claro, no pudieron hacer nada", ha declarado a la prensa. Adrián, del Colegio Virgen de la Vega de Fuenlabrada, hubiera actuado de otro modo: "yo hubiera avisado a los bomberos", nos cuenta.

Ha pasado el tiempo, claro, y ahora las cosas son diferentes, como muestra de modo trágico la imagen de mayor dramatismo de la exposición, la que muestra el cadáver de Don José María Armada, un funcionario que dio su vida por los legajos.

"El infortunado funcionario, desoyendo las exhortaciones de sus compañeros y otras personas, se obstinó cuando el fuego iba tomando proporciones, en recoger los expedientes", lamenta la crónica del Heraldo de Madrid.

La exposición concluye con una imagen del palacio quemado en 1915 junto a otra de la actual fachada de la sede del Supremo. Laura, del mismo colegio que Adrián, se para frente a las dos fotografías y nos dice: "estoy deseando ver a algún juez". A la pregunta de si no le dan pena los condenados, responde: "al que le tengan que poner un castigo, que se lo pongan".Es de las empollonas, añade su profesor.