El Ibex ha vuelto a caer después de que Moody's le recortara el rating a Irlanda y debido a la coincidencia de vencimientos de derivados conocida como 'la cuádruple hora bruja'. El selectivo madrileño se aleja así de la cota psicológica de los 10.000 puntos que ha logrado mantener a duras penas durante toda la semana, indiferente al mecanismo de rescate permanente hasta 2013 acordado por el Consejo Europeo.
Así, el Ibex ha saldado una semana marcada por la crisis de deuda europea y los esfuerzos de la UE para afianzar la confianza en el euro con una bajada del 2,2% que mitiga las ganancias en lo que va de diciembre al 6,8%. Desde que arrancó el año, se deja un 17%.
El índice de los 35 perdió el viernes la cota psicológica de los 10.000 puntos a la que se aferró a duras penas toda la semana, por culpa del vencimiento de derivados y de la bajada del rating de Irlanda por parte de Moody's, que el lunes emitió un informe negativo sobre la banca española.
Pesos pesados del selectivo como Repsol, Santander y Telefónica endulzaron la sesión del lunes tras el mal sabor de boca que dejó el informe de esta agencia sobre la necesidad de capitalización de la banca española, y permitieron al Ibex cerrar con ganancias (+0,29%).
El optimismo inversor al otro lado del Atlántico también contribuyó al cierre en positivo el martes (+0,11%), pero Moody's volvió a la carga el miércoles al poner bajo perspectiva negativa el 'rating' de España y fastidió la jornada (-1,5%). La apertura en verde de Wall Street amortiguó un poco el golpe y permitió mantener los 10.000.
El Ibex saldó el jueves plano, pese a las decisiones adoptadas en Europa para tranquilizar a los mercados: el aumento del capital del Banco Central Europeo (BCE) para afrontar los riesgos de la compra de bonos y la aprobación del fondo de rescate permanente hasta 2013.
A escala nacional, el panorama estuvo marcado por la reforma del sistema de pensiones y la negativa del Pacto de Toledo de avalar la ampliación de la edad legal de jubilación a los 67 años, tal y como propone el Gobierno y, según algunos expertos, reclaman los mercados para despejar sus dudas sobre la solvencia de las cuentas públicas.