Por la mañana lo sufrían los universitarios y por la tarde las movizaciones las vuelven a sufrir otra vez los madrileños.
Hoy además por partida triple: lo primero los atascos, pero los ciudadanos están indignados ante la posibilidad de que un grupo de radicales además de retar al sistema democrático pueda quemar o atentar contra los bienes públicos como bancos, contenedores o papeleras.