El ex presidente del Gobierno Felipe González ha confesado que "probablemente" hubiera tomado la decisión de "volar" el coche en el que viajaban los terroristas que atentaron en el supermercado Hipercor de Barcelona en el año 1987 si hubiera tenido la oportunidad y con ello hubiera salvado la vida de las 21 personas que allí fallecieron.
"Esta es sólo una hipótesis, nunca se dio esta posibilidad, pero vamos a ver: ¿si pudiera haber impedido que esos tipos que iban con un coche bomba a volar Hipercor lo hicieran, incluso volando el coche con los tipos dentro, lo hubiera hecho? Pues probablemente sí. ¿Y eso es realmente escandaloso? Puede que lo sea, pero lo digo desde el punto de vista de la responsabilidad de un gobernante, que tiene la obligación prioritaria de defender la vida de sus conciudadanos", confiesa González en una entrevista en la revista 'Vanity Fair'.
En ella, deja claro que nunca decidió "directa ni indirectamente" mandar matar o ejecutar a una persona, en relación con las actuaciones de los GAL, y asegura tener la conciencia "tranquila" en este sentido, lo que le hizo no haber estado preocupado "nunca" por la posibilidad de acabar en la cárcel en el transcurso de la investigación.
González defiende las declaraciones en las que reveló haber tenido la oportunidad de "volar" a la cúpula de ETA y defiende que "lo raro" es que un dirigente político no se plantee la duda de qué hacer si puede evitar la muerte de "centenares" de ciudadanos "destruyendo a un grupo terrorista". "Me dijeron: tenemos esta información, pero no podemos tomar la decisión de destruirlos", explica.
Según desvela, conoce a dirigentes de todas las ideologías que, cuando no pueden detener a unos terroristas, "no sólo tienen la tentación, sino la acción, de destruirlos para defender las vidas de sus conciudadanos". "Esto ocurre todos los días en la lucha contra el terrorismo internacional, en los ataques a grupos talibanes y Al Qaeda en Afganistán", defiende.
"ATAQUES ABUSIVOS" A RUBALCABA
El ex presidente del Gobierno asegura que no le perturbó el revuelo que causaron sus declaraciones y reconoce que le preocuparon más los ataques que se vertieron contra el actual vicepresidente primero del Ejecutivo y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien "ni siquiera era miembro del Consejo de Ministros". Para González, se trata de "ataques absolutamente abusivos". "Una campaña basada en el rencor de alguna gente que no quiero nombrar pero que sí pedía en su momento que se hicieran este tipo de cosas", critica.
En cuanto a la lucha antiterrorista, defiende que se trata de un asunto de la sociedad española y "no del Gobierno A o del Gobierno B", aunque lamenta ver algunas reacciones de líderes políticos que no están en el Gobierno "como si les preocupara que ETA decidiera disolverse cuando ellos no están".
A lo largo de la entrevista, González analiza los años que estuvo al frente del Gobierno y reconoce que se equivocó "muchas veces". Una de las decisiones de las que más tarde se arrepintió fue de haber convocado el referéndum para la entrada de España en la OTAN, una decisión para la que "no había que preguntar a los ciudadanos, sino simplemente asumir la responsabilidad como gobernante".
"MUY RARA VEZ" ZAPATERO LE PIDE OPINION
Además, asegura tener "una buena relación personal" con el actual presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aunque no de asesoramiento, y defiende que "midió muy bien los tiempos" en la última remodelación de Gobierno. "El cambio de Gobierno y la puesta en marcha de un paquete de medidas económicas estructurales, creo que eso lo ha hecho bien", revela antes de desvelar que Zapatero alguna vez le pregunta su opinión sobre algún asunto, pero "muy rara vez".
En este punto, afirma que no ve "probable" que la economía española necesite un rescate y defiende que el Gobierno está "cumpliendo con su obligación, le cueste lo que le cueste". Sin embargo, preguntado por si considera posible ese rescate, responde que "quién puede decir que algo no es posible en una situación mundial así".
En este contexto, González no quiere entrar en el debate que está sobre la mesa sobre el futuro de Zapatero y la posible sucesión y explica que dará su opinión "cuando llegue el momento", que a su juicio se sitúa en los próximos "tres o cuatro meses", aunque reconoce que este plazo también es "arbitrario".
El ex presidente explica que, para él, dejar el poder tuvo un efecto "de liberación casi sin límite" porque esta responsabilidad le abrumó "desde el primer momento". "Para mí, perder unas elecciones siempre fue menos doloroso que ganarlas", asegura como argumento para su decisión de no aceptar "nunca" ninguna responsabilidad. "Y eso que ha habido sugerencias de todo tipo, y más que sugerencias", asegura.