España destinaba en 2011 9.608 (7.331 euros) dólares al año de gasto público por cada alumno en la educación pública, un 15% más que la media de la OCDE y la UE21, según el informe de la OCDE 'Education at a Glance' ('Panorama de la Educación'), presentado este martes.
El documento permite analizar la evolución de los diferentes sistemas educativos, su financiación y el impacto de la formación en el mercado de trabajo y en la economía. La mayoría de los datos se refieren a 2011.
En España, el informe lo presentó la secretaria de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades, Montserrat Gomendio, que destacó que los datos indican que la financiación del sistema educativo español es superior a la de los países de su entorno en todos los niveles educativos: Infantil, Primaria, Secundaria, FP y universitaria.
Respecto a las tasas que deben pagar los alumnos que cursan estudios universitarios, el documento indica que los países de la OCDE presentan diferencias. En los países nórdicos el acceso a esta etapa educativa está garantizado con matrículas muy reducidas o incluso nulas en las instituciones públicas, registrando elevados porcentajes de acceso (68-76%).
Por el contrario, en países como Chile, Irlanda y EEUU se pagan tasas altas de matrícula en las instituciones públicas. Destaca el caso de EEUU, donde a pesar de presentar elevadas tasas de matrícula y gasto por estudiante la ratio de ingreso en la educación universitaria es muy alta (72%) debido a su sistema de becas.
España se encontraba en 2011, junto con países como Italia o Francia, entre los países que pagaban tasas de matrícula reducidas en educación universitaria.
Respecto al nivel educativo de la población española, en 2000 tenía un porcentaje de población del 62% que había alcanzado como máximo la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) o niveles inferiores, por un 16% cuyo título más elevado era Bachillerato o FP de Grado Medio. El 22% restante había alcanzado estudios universitarios o de FP de Grado Superior.
Esta distribución por niveles educativos difería con respecto a la de la OCDE y la UE21 en que España disponía de una mayor proporción de personas con estudios inferiores y una menor con estudios medios.
En 2011, España tenía un 46% de la población entre 25 y 64 años con la educación obligatoria o menos, más de 20 puntos por encima de los países desarrollados, pero esos más de 20 puntos son los que faltan en el grueso de personas con Secundaria de segunda etapa (Bachillerato o FP de Grado Medio).
En cuanto a la proporción de la población adulta con estudios terciarios (Universidad y FP Superior) España se encontraba ya en niveles similares a los de la OCDE y la UE21 en 2000, incluso algo por encima, una situación que se mantenía en 2011.
De estos datos, el ministerio concluye que para que España converja a los niveles educativos de la población adulta de su entorno, se necesitaría reducir significativamente el porcentaje de jóvenes que se incorpora a la población adulta (25-64 años) con sólo la titulación de la ESO o menos.
Respecto a la importancia del nivel educativo para la incorporación al mercado laboral, pese a que los individuos con mayores niveles educativos obtienen salarios superiores a lo largo de su vida laboral, el documento destaca que el número de jóvenes que ni estudia ni trabaja en España con una titulación superior, FP Superior o titulación universitaria, ha subido hasta un 69% con respecto a los datos de 2008.