Estudiantes en el campus de la Universidad Complutense de Madrid | Europa Press
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España ha conseguido formar a una de las generaciones más cualificadas de su historia. Ingenieros, médicos, científicos, programadores y diseñadores compiten en universidades y empresas de todo el mundo. Sin embargo, esa inversión colectiva en conocimiento y formación se está convirtiendo en una paradoja nacional: cada año, miles de jóvenes cualificados hacen las maletas y emigran en busca de condiciones laborales que no encuentran en su país.

La llamada fuga de cerebros ha dejado de ser una herencia de la crisis de 2008 para convertirse en un problema estructural que amenaza con vaciar de talento sectores clave del tejido productivo español.

Más de tres millones fuera: una cifra récord

A 1 de enero de 2025, 3.045.966 ciudadanos españoles residían en el extranjero, según el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE) del INE.

El incremento registrado en 2024 fue del 4,7% respecto al año anterior y supone el mayor aumento desde 2016. En los últimos cinco años, la emigración española ha crecido cerca de un 15%. La emigración de españoles (que se sitúa en torno a las 120.000 y 130.000 salidas anuales, contando todas las edades) es una constante.

El grupo más afectado son los jóvenes en edad laboral (16-64 años), que representan el 68,4% de las 40.982 nuevas salidas de nacidos en España registradas en 2024 (INE).

“El mercado laboral español sigue sin absorber a su propio talento. No es que no haya empleo, es que no hay empleo con futuro”, explica Raquel González, economista del Instituto de Estudios Económicos (IEE).

Precariedad y salarios bajos: las raíces del éxodo

El 30% de los jóvenes emigrantes señala el desempleo como motivo principal para marcharse, y otro 32% emigra en busca de mejores perspectivas profesionales y formación, según estudios recientes sobre movilidad juvenil.

Aunque la tasa de paro juvenil ha disminuido, la combinación de contratos temporales, bajos salarios y vivienda cara empuja a muchos a emigrar. Según, el Banco de España advierte que el salario medio de menores de 35 años ha caído en términos reales desde 2008, mientras los costes de la vivienda han subido considerablemente.

El problema está en el modelo productivo español que se ha estancado en la generación de empleos de escaso valor añadido y baja productividad. Así, el Banco de España advierte que la “productividad se mantiene estancada en los niveles de 2019, tanto en España como en la zona del euro, y disminuyó en 2023... ”, una debilidad estructural que compromete la capacidad del país para ofrecer salarios más altos y empleos de mayor calidad.

La paradoja es evidente. Mientras el sistema educativo español produce profesionales altamente cualificados, el tejido productivo no genera la demanda suficiente para absorber este talento en condiciones competitivas.

Los datos recientes revelan que, a pesar de la formación superior de esta generación, la precariedad y la falta de oportunidades de desarrollo están actuando como un persistente factor de expulsión.

Ingenieros y médicos: el talento que más se marcha

España gradúa más de 26.000 ingenieros al año en sus distintas ramas, según el INGITE (Instituto de Graduados en Ingeniería e Ingenieros Técnicos de España) Pese a ello, los ingenieros españoles perciben una retribución media inferior a la de sus homólogos europeos.

"La retribución media de un ingeniero español es sensiblemente inferior a la de sus homólogos europeos —cifras que el INGITE sitúan en torno a un 30% menos—, lo que impulsa la emigración hacia mercados mejor retribuidos en países como Alemania o Países Bajos".

Con una tasa de paro entre los ingenieros de apenas un 4%, se subraya que el problema no es que no haya trabajo, sino que el trabajo no es lo suficientemente competitivo en salarios y desarrollo profesional para retener a los titulados.

Sanidad

Ocurre también con con el sector sanitario. Una "fuga de cerebros" muy clara, que se puede medir con datos más específicos que en la ingeniería, gracias a los registros de la Organización Médica Colegial (OMC).

España gradúa anualmente cerca de 7.500 médicos, pero una parte significativa de los especialistas acaba trabajando en el extranjero. En 2024, cerca de 400 médicos solicitaron la baja de colegiación para ejercer en el extranjero, según datos de la OMC; en el periodo 2019-2024 más de 2.000 médicos han causado baja de colegiación para irse fuera.

La especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria registró 459 plazas MIR vacantes en 2024, un síntoma del rechazo del sistema por parte de los especialistas. “La sobrecarga asistencial y la falta de incentivos expulsan a médicos muy bien formados”, advierte Tomás Cobo, presidente de la OMC.

Los profesionales emigran buscando mejores salarios, contratos estables y menos carga asistencial, lo que deja en evidencia la precaria planificación de recursos humanos del sistema sanitario español.

Así, el coste de la precariedad en España se mide en talento perdido. Los dato confirman además que la diáspora de profesionales no solo continúa, sino que se ha acelerado de forma notable en los últimos años.

El país que crece… expulsando a sus nativos

A pesar de este éxodo, España registró un saldo migratorio muy positivo en 2023 de 642.296 personas, pero ese crecimiento procede mayoritariamente de la inmigración extranjera. La paradoja demográfica es por tanto doble: se incorpora población extranjera mientras la pérdida de capital humano es crítica en las áreas de alta cualificación, donde la inversión educativa española es capitalizada por terceros países.

Aunque el nivel medio de educación de los extranjeros recién llegados es a menudo alto 43% con estudios superiores, según el Banco de España), muchos se integran en el mercado laboral español en puestos de menor cualificación que los nacionales.

Desde el ámbito empresarial, la Cámara de Comercio y la CEOE han alertado de la escasez de profesionales en sectores clave (digital, industrial, energías renovables). En el informe conjunto Cámara de Comercio / Fundación Universia (noviembre 2023), Inmaculada Riera señaló que “La escasez de perfiles técnicos y digitales está comprometiendo la competitividad y el crecimiento de muchas empresas españolas.”

Se estima, por ejemplo, que en los próximos 10 años, la industria española necesitará incorporar al menos 200.000 nuevos ingenieros (unas 20.000 al año) para cubrir el crecimiento y las jubilaciones.

Una inversión sin retorno

Así, España ha invertido más que nunca en formar ingenieros, sanitarios, científicos, programadores o diseñadores que destacan en universidades y centros punteros dentro y fuera del país. Sin embargo, ese esfuerzo colectivo parece no encontrar retorno

Cada universitario formado en España supone una inversión pública estimada (educación primaria, secundaria, universitaria) que, según cálculos comparativos del sector (basados en datos de la OCDE), puede traducirse en rangos de 80.000 euros hasta 120.000 euros por persona a lo largo de su formación. Cuando ese talento emigra, la inversión beneficia directamente a otros países.

El coste se observa también en la pérdida de innovación, la rotación empresarial y un mayor gasto en contratación y formación sin retorno a largo plazo.

En conclusión, España forma talento de nivel internacional, pero carece de políticas eficaces de retención, con un mercado laboral que penaliza la estabilidad. Mientras tanto, otros países recogen los frutos.

“El problema no es que los jóvenes se vayan, sino que no quieran volver”, concluye Raquel González (IEE).

Fuentes:

Cámara de Comercio de España & Fundación Universia. Informe sobre el déficit de talento y las necesidades de cualificación en España (noviembre de 2023).

Expansión. “La Cámara de Comercio alerta de la escasez de talento en los sectores digitales e industriales” (12 de febrero de 2024).

Banco de España. Informe Anual 2024.

INE. Encuesta de Población Activa (EPA) 2025 y Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE) 2025.

SEPE. El mercado de trabajo de los extranjeros 2024.