El guardia civil Víctor Jesús Caballero, asesinado el pasado jueves en Teruel, ha sido despedido con honores en el barrio de Loreto de Cádiz, de donde era originario, en un funeral al que han asistido, además de su familia, compañeros, numerosos vecinos y autoridades.
Sus restos mortales habían sido trasladados desde Teruel hasta Cádiz en una comitiva tras el oficio celebrado ayer en Alcañiz (Teruel).
La Subdelegación del Gobierno en Cádiz ha explicado en una nota que "su actuación ha sido todo un ejemplo de defensa de la ley y el orden hasta la entrega máxima", y que "su muerte no ha sido en balde".
Al funeral en la iglesia de Loreto ha acudido el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, y el alcalde de Cádiz, José María González, entre otras autoridades.
Caballero nació en Cádiz en 1979, entró en el cuerpo en 2004 desde su anterior puesto en el Ejército, y trabajaba en Alcañiz desde 2015.
El agente pertenecía al Equipo Roca, que se encarga combatir los robos en áreas rurales.
Era familia de guardias civiles, ya que su padre, ya fallecido, y un hermano, destinado en Tarifa (Cádiz), también fueron o forman parte del Instituto armado.
Caballero, su compañero Víctor Romero y un vecino de Andorra (Teruel), José Luis Iranzo, murieron presuntamente por los disparos del ex militar serbio Norbert Feher, que ha sido detenido y comparecerá hoy ante la jueza de la Audiencia Nacional Carmen Lamela por estos hechos.
Los dos guardias civiles trataban de investigar un robo y otros disparos registrados el 5 de diciembre en el municipio de Albalate del Arzobispo, cuando fueron sorprendidos por este individuo, que después se dio a la fuga.