Los cuatro incendios forestales que siguen activos desde ayer en el Pirineo de Lleida y el aragonés han calcinado ya 1.500 hectáreas y han obligado a desalojar a más de cien personas, fundamentalmente vecinos de la comarca de La Ribagorza (Huesca). La sequía que afecta a la zona ha disparado el número de incendios forestales en los últimos meses, que ha aumentado un 25 por ciento con respecto al año anterior.
La zona más afectada es el Pirineo de Lleida, donde los bomberos consiguieron controlar, ayer por la tarde, uno de los cuatro incendios que han calcinado 800 hectáreas de bosque, según las últimas estimaciones del Cuerpo de Agentes Rurales. En el Pirineo aragonés, el violento incendio que se declaró ayer en la comarca de la Ribagorza ha asolado 700 hectáreas de arbolado y ha obligado a desalojar a unos 100 vecinos de catorce pequeños núcleos de población próximos a las llamas.
También en Extremadura, los efectivos del Plan de Lucha Contra los Incendios Forestales (Plan INFOEX) trabajan para controlar el incendio forestal declarado esta madrugada en el Valle del Jerte.
En el Pirineo de Lleida el incendio más importante es el del núcleo de Gerri de la Sal, en el término municipal de Baix Pallars, que ha quemado unas 400 hectáreas de vegetación. El incendio de El Pont de Suert ha calcinado 246 hectáreas, mientras que el del núcleo de Calbinyà, en Valls de Valira, ha arrasado unas 114.Por último, el fuego de Coll de Nargó ha quemado entre 10 y 20 hectáreas.
El conseller de Interior de la Generalitat, Felip Puig, se ha desplazado esta mañana hasta la zona afectada por los incendios, donde ha explicado que las perspectivas de cara a la jornada de hoy son más optimistas, ya que las fuertes rachas de viento han remitido, lo que ha permitido que se incorporen a las labores de extinción once medios aéreos.
Estos cuatro incendios no han causado daños personales, aunque dos granjas se han quemado, unas 50 personas tuvieron que ser ayer desalojadas y unas diez personas han tenido que ser atendidas por los equipos de emergencia por leves afectaciones causadas por el humo y las cenizas. Sobre las causas de estos frentes, el conseller Puig ha confirmado que una de las principales hipótesis que se barajan es que el viento haya reavivado alguna quema controlada y autorizada que se daba por apagada desde hacía días.
130 KILÓMETROS POR HORA
También que las fuertes rachas de viento, que en esta zona del Pirineo han llegado a los 130 kilómetros por hora, hayan afectado alguna línea de alta o media tensión por la caída de algún árbol. Por su parte, el incendio declarado en la comarca de la Ribagorza continúa sin control, ya que el fuerte viento impide que los medios aéreos se unan a los trabajos de extinción, aunque el esfuerzo de los efectivos durante toda la noche ha permitido poner a salvo todos los núcleos poblacionales de la zona.
El consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, Modesto Lobón, ha explicado en declaraciones a Efe que "el incendio no está controlado", ya que el fuego está "en zonas muy altas" y el acceso por tierra es "prácticamente imposible".Respecto a las causas del incendio, que tiene distintos focos, los expertos creen que ha sido fruto de una chispa eléctrica, pero también destacan la importancia de la sequía que sufre la zona, en la que no ha llovido desde hace varios meses, y el fuerte viento, con rachas de hasta cien kilómetros por hora.
En Cáceres, el consejero de Agricultura, Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Energía, José Antonio Echávarri, ha asegurado que "en principio" el incendio declarado en la zona de Navaconcejo y Piornal, en el Valle del Jerte, "no es importante", aunque ha pedido "cautela" hasta que no esté controlado. En las últimas horas se han declarado dos incendios forestales en Extremadura, uno en la zona de Gata, que ya está controlado, y otro en el Valle del Jerte, sobre el que se está trabajando.
Echávarri ha señalado que desde que finalizó el período de alto riesgo de incendios en Extremadura, el pasado mes de octubre, se han declarado en la región cerca de 300 incendios, diez veces más de lo habitual en esta época, que atribuyó a la ausencia de lluvias en un invierno "que de invierno solo ha tenido el nombre".