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El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha anunciado este martes que convocará debates con partidos, entidades y ciudadanía para abordar la propuesta de un acuerdo de claridad para un referéndum pactado después de las elecciones municipales del 28 de mayo.

En rueda de prensa este martes tras el Consell Executiu, ha explicado que el Govern encargará próximamente a un consejo académico "plural" un informe que exponga fórmulas democráticas para resolver el conflicto político en Cataluña, a partir de preguntas que planteará el propio Ejecutivo catalán.

Las conclusiones de los expertos se debatirán luego en tres espacios --una mesa de partidos, debates con la sociedad civil organizada y ocho 'focus groups' de cien ciudadanos, uno por veguería--, y sus reflexiones se recogerán en un informe final que recibirá el Govern y que servirá para encarrilar la propuesta catalana de acuerdo de claridad.

Todos esos trabajos y debates anteriores serán recogidos por el grupo de expertos, que trasladará al Govern a inicios de 2024 un informe definitivo y conclusivo, que, según Aragonès, será la base de la propuesta catalana de referéndum.

Con esa propuesta bajo el brazo, Aragonès planteará en la mesa de negociación con el Estado la posibilidad de pactar un referéndum de autodeterminación en Cataluña.

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"El conflicto con el Estado lleva demasiado tiempo bloqueado y solo seremos capaces de avanzar si identificamos propuestas nuevas. De aquí la propuesta catalana de acuerdo de claridad que empezamos a desplegar", ha señalado Aragonès este martes en rueda de prensa, tras la reunión semanal de su Consejo Ejecutivo.

¿EN QUÉ SE INSPIRA EL ACUERDO DE CLARIDAD DE ARAGONÈS?

La propuesta del presidente catalán se basa en la llamada vía canadiense: en el año 2000, tras la persistencia de las demandas secesionistas de la provincia francófona del Quebec (celebró dos referéndums en 1980 y 1995, el segundo con victoria unionista por la mínima), el Gobierno canadiense aprobó una ley de claridad tras solicitar la opinión del Tribunal Supremo.

La ley definía aspectos de un futuro hipotético referéndum pactado, como que el Parlamento canadiense podía decidir si la pregunta que Quebec formulaba era suficientemente clara o si los votos obtenidos por los independentistas bastaban para imponerse (se estipuló que la mayoría simple no era suficiente); y especificaba farragosos asuntos que entrarían en una eventual negociación, como fronteras, reparto de propiedad pública, deuda nacional o derechos de minorías lingüísticas y naciones indígenas.

¿QUÉ PROPUESTA DE REFERÉNDUM IMAGINA ESQUERRA?

Aunque el president ha dejado clara su voluntad de escuchar los planteamientos de todos los partidos y de consensuar la propuesta definitiva, lo cierto es que su partido, Esquerra, se avanzó al resto de formaciones y ya en enero aprobó en su congreso nacional la propuesta de referéndum que pondrá sobre la mesa.

La propuesta republicana está basada en la fórmula de Montenegro: una pregunta clara y de respuesta binaria; podrían votar todos los residentes en Cataluña mayores de 16 años y los no residentes que tengan derecho a voto en las elecciones catalanas; y el triunfo de la independencia requeriría un mínimo del 50% de participación y del 55 % de síes favorables a la independencia.